México está a más de 10 mil kilómetros de Ucrania. Entre la Ciudad de México y Kiev caben más de 800,000 canchas de futbol. Pero la guerra no se hace lejos cuando comenzamos a ver consecuencias, mayoritariamente económicas.
México no es la excepción, toda América Latina quedó atrapada en la crisis global que genera el conflicto entre Rusia vs Ucrania.
Por ejemplo: Moscú y Kiev importaban la cuarta parte de los plátanos que produce Ecuador. Brasil es el principal socio de Rusia en la región. Importan acero y petróleo refinado desde Rusia. Y Cuba, Nicaragua y Venezuela, sorteaban las sanciones económicas, impuestas por Estados Unidos, gracias a Vladimir Putin.
El problema es que ahora el Kremlin también está ahorcado financieramente por Washington. Es más, los países de América Latina necesitan de la vacuna anticovid19, Sputnik, para continuar con el programa de vacunación.
México queda menos expuesto al golpe económico
Esos 10 mil kilómetros de distancia se acortan cuando hay tantas cosas en juego. La buena noticia es que México importa desde distintos mercados y queda menos expuesto a los golpes económicos de la crisis.
Una crisis que tienen el precio del petróleo disparado y con eso la gasolina que no para de aumentar. Ahí es cuando vemos el impacto de la guerra golpeando directamente el bolsillo de cualquier latinoamericano.
¿Lo peor? No es el único conflicto activo. Tampoco podemos olvidar la guerra de Etiopía que empezó hace 16 meses y tiene a 900 mil personas pasando hambre. La de Yemen, que ha dejado 233 mil fallecidos, entre ellos 10 mil niños. O la de Myanmar, una guerra civil que ha escalado en los últimos meses. Mucho menos olvidar la de Siria que lleva más de una década. Tampoco la desatada por el grupo terrorista denominado Estado Islámico, en el Medio Oriente. O la más reciente: Afganistán, que dejó a gran parte del planeta indignado por los actos atroces que cometen los talibanes.
¿Cuándo entenderá en ser humano que en la guerra no hay ganadores?
