Los terremotos no avisan, pero la tecnología sí puede hacerlo, en la actualidad, Japón, Estados Unidos, Chile, México, además de otros países con elevada actividad sísmica han desarrollado sistemas de alerta temprana que permiten ganar segundos, en ocasiones hasta minutos, antes de que las ondas destructivas lleguen a las ciudades, y en esa diferencia de tiempo puede encontrarse la salvación de miles de vidas.

En la actualidad, la carrera global por perfeccionar estos sistemas no solo se centra en el monitoreo, sino también en la Inteligencia Artificial, sensores submarinos y hasta en redes privadas de detección, que revolucionan la manera en que enfrentamos los desastres naturales.

¿Cómo funcionan las alertas sísmicas?

Los sistemas de alerta temprana se basan en la detección de las ondas primarias (P), que viajan más rápido y son menos dañinas que las ondas secundarias (S). Al identificar estas señales iniciales, los sensores envían la información a centros de procesamiento que emiten alertas por celular, radio, televisión y hasta con el encendido de sirenas como la alerta sísmica en México.

Lo anterior, brinda a la población segundos vitales para buscar resguardo, detener trenes, cerrar gasoductos e incluso evacuar edificios justo antes de la llegada de un temblor a las grandes urbes.

Japón: pionero y líder mundial en alerta temprana de sismos

La tierra del Sol naciente, es considerada como un referente internacional; su sistema cubre el país con más de mil 100 estaciones sísmicas y envía avisos por televisión, radio, sirenas y celulares; además, se ha instalado sensores submarinos que permiten detectar movimientos frente a la costa antes de que las ondas lleguen a tierra firme.

Incluso han comenzado a integrar Inteligencia Artificial para analizar en tiempo real los enormes volúmenes de datos que generan los sensores, aumentando la precisión de las alertas sísmicas.

China, Taiwán y Corea del Sur: el poder de la red a la hora de sismos

China cuenta con la red más grande del mundo: 16 mil estaciones en operación y 3 centros nacionales de control; por su parte, Taiwán combina aplicaciones móviles, sirenas y medios tradicionales para alertar a su población, aprendiendo directamente de la experiencia nipona.

Corea del Sur, con un sistema nacional desde 2015, colabora con laboratorios internacionales para perfeccionar sus algoritmos.

Estados Unidos: ShakeAlert, el escudo del oeste

En la costa oeste, Estados Unidos ha desplegado ShakeAlert, un sistema basado en sensores de alta precisión que cubre California, Oregón y Washington. Allí, millones de usuarios ya reciben notificaciones automáticas en sus teléfonos celulares, momentos antes de la llegada de un temblor.

Chile: tecnología y colaboración internacional

En entrevista exclusiva con Fuerza Informativa Azteca, el doctor Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional, explicó que luego de los devastadores terremotos de 2007 y 2010 (magnitud 8.8) el país fortaleció su infraestructura sísmica y de tsunamis.

Hoy cuentan con un sistema robusto de monitoreo que detecta sismos de magnitud 2.5 en adelante, aunque aún enfrentan retos para implementar alertas nacionales debido a su geografía de la larga costa y por la necesidad de sensores submarinos.

Chile trabaja con fibra óptica submarina para aprovechar cables ya instalados como sensores pasivos y colabora estrechamente con Japón, México y Estados Unidos para mejorar su tecnología.

La visión privada: Xancura

En paralelo, el sistema privado Xancura, liderado por Carlos Bottner, ha logrado avances notables. En la actualidad, cuentan con 96 estaciones propias y tecnología desarrollada en casa, integrando una red implacable que desde 2018 ha emitido más de 700 alertas.

Bottner explica que la clave no es solo tener sensores, sino comunicaciones ultrarrápidas y confiables: “Tenemos récords de menos de un segundo desde que inicia un sismo hasta que se lanza la alerta”.

Además, trabajan con la Armada de Chile en la detección de tsunamis y en el futuro inmediato buscan exportar su servicio a países sin sistemas de alerta, como Turquía e Italia.

México: el ejemplo para el continente

México es pionero en la región gracias al Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX), en operación desde los años 90. Con más de 100 estaciones de monitoreo distribuidas principalmente en Guerrero y Oaxaca, ha permitido a Ciudad de México recibir avisos de hasta 60 segundos antes de los sismos más destructivos.

Empresas privadas como SkyAlert han complementado este esfuerzo con aplicaciones móviles y difusión masiva, lo que convierte al país en un caso de éxito internacional.

El futuro: Inteligencia Artificial y sensores submarinos

Como parte de la gran revolución se vienen un par de frentes: los sensores submarinos y fibra óptica: Japón ya tiene más de 5 mil kilómetros de cableado submarino con sensores. Chile avanza en esa dirección para superar su principal limitante: que la mayoría de los sismos nacen costa afuera.

Respecto de la Inteligencia Artificial, tanto Japón como proyectos privados ya exploran su uso para procesar big data sísmico y así poder detectar patrones que resultan imposibles de identificar para el ojo humano.

Los especialistas coinciden en que estos sistemas no son infalibles, ya que la proximidad del epicentro puede reducir el tiempo de aviso a cero. Además, de que las falsas alarmas pueden generar desconfianza en la población.

Por eso, sistemas como Xancura patentaron métodos para validar los datos de varios sensores antes de emitir la alerta, con lo que se minimizan los errores.

La tecnología no puede detener un terremoto, pero sí puede preparar a la sociedad para enfrentarlo de la mejor manera posible. Japón, Estados Unidos, México y Chile nos muestran que invertir en ciencia, infraestructura y colaboración internacional salva vidas. La gran pregunta es: ¿están dispuestos a invertir lo suficiente en prevención, o esperarán al próximo gran sismo para hacerlo?