Alma y Claudio son muy buenos amigos desde que son pequeños. Alma está a punto de casarse y Claudio siempre ha estado enamorado de ella pero no lo dice. Cuando está en la iglesia a punto de casarse, su prometido Emilio se va corriendo y la deja en el altar. Alma está desilusionada, pero justo después de no ver a su padre Abelardo durante muchos años, él llega para apoyarla y hacerle ver que está arrepentido de haberla abandonado. Con ayuda de San Juan, Claudio logra confesarle su amor a Alma y ambos pueden vivir felices.