Después de una sesión intensa de ejercicio , muchos eligen tomar un baño cuanto antes para eliminar el sudor, refrescarse y dar por concluida la rutina. Sin embargo, diversos especialistas coinciden en que no siempre lanzarse bajo el agua de inmediato es lo más recomendable luego de pasar horas en el gimnasio.
Tanto médicos como entrenadores señalan que el momento y la forma de bañarse influyen en la recuperación, la circulación y la salud de la piel. Al acabar los ejercicios, tu organismo continúa elevando la frecuencia cardíaca y la temperatura interna de tu cuerpo, por lo que interrumpir ese proceso abruptamente no es ideal.
El Diario La Nación aseguró que dejar pasar unos minutos entre el ejercicio y el baño permite que el cuerpo complete su regulación interna y normalice funciones como la circulación y la temperatura corporal antes de recibir cambios térmicos bruscos.

¿Cuándo y cómo es mejor ducharse tras el entrenamiento?
Especialistas en salud y deporte recomiendan esperar entre 10 y 30 minutos antes de entrar a la ducha una vez finalizada la actividad física, tiempo que puede dedicarse a estiramientos suaves, una caminata o simplemente a enfriar el cuerpo gradualmente, según detalló el sitio Healthline.
Esto ayuda a que la frecuencia cardíaca regrese a niveles cercanos al reposo y reduzca el riesgo de malestares asociados con los cambios rápidos de temperatura. La elección entre agua fría o caliente también tiene efectos distintos sobre el organismo.
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Una exposición corta al agua fría puede ayudar a disminuir la inflamación muscular y acelerar la recuperación. Por su parte, el baño caliente puede favorecer la relajación muscular y mejorar la circulación sanguínea, lo que beneficia a personas con rigidez o estrés físico.
Cabe destacar que, en caso de realizar un baño inmediato tras el ejercicio, es indispensable que este sea con agua caliente, dado que de lo contrario se puede producir un "shock térmico".
