Resulta absurdo pensar que Tokio es el único afectado con esta pandemia y el aplazamiento de los Juegos Olímpicos. Cientos de atletas de diversas competencias se han visto en serios problemas económicos, de entrenamiento y claramente de salud, porque esta pandemia ha atacado a todo el mundo por igual sin importar edad, sexo, nivel socioeconómico o raza.
Las repercusiones más importantes están en los entrenamientos. Muchos atletas tuvieron la oportunidad de seguir entrenando en centros de alto rendimiento, pero no ha sido así para muchos otros que tuvieron que buscar alternativas como terrazas, jardines, gimnasios caseros, albercas domiciliarias, etc. La desigualdad de instalaciones para entrenar traza un recorrido que pensamos tendrá un reflejo en su rendimiento en Tokio 2021.
Ni qué decir de aquellos que contrajeron el virus y se han enfrentado a secuelas que igualmente podrían afectar su desempeño en la justa veraniega. Tal es el caso de Mariana Arceo Gutiérrez, pentatleta mexicana clasificada, quien contrajo el virus y tuvo una convalecencia de tres meses, tras los cuales está haciendo su mejor esfuerzo para recuperar el ritmo que tenía.
El tema económico no se queda atrás ya que sin ayudas y con la ausencia de competencias para solventarse, muchos deportistas se valieron de lo que han podido para sostenerse.
Llama la atención el caso de Daniel Bramble, campeón británico de salto en largo, quien habiendo perdido su patrocinio de Nike y ser despojado de las becas, se enfrentó con dificultades para financiar su carrera deportiva, misma que se agravó con el coronavirus y tuvo que convertirse en repartidor de Amazon. Un contraste totalmente marcado ya que las largas jornadas de trabajo lo hicieron todavía más difícil.
Historias como estas hay cientos, pero todos los deportistas están dispuestos a superar todos estos obstáculos con un único objetivo: Llegar y vivir la experiencia de representar a su nación en unos Juegos Olímpicos.
Por Andy Sola/Azteca Deportes
