Es 1914 y lo que empezó como el magnicidio del archiduque Francisco Fernando de Austria se ha extendido hasta convertirse en uno de los conflictos bélicos más devastadores de Europa y el mundo. Para cuando llega diciembre, los soldados están agotados y añoran con volver a sus casas para celebrar la Navidad con sus familias, pero la Primera Guerra Mundial está lejos de terminar y el balón se convierte en una válvula de escape que les permite una improvisada tregua entre los ejércitos de Alemania y los aliados.
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La Tregua de Navidad: La vez que un balón detuvo una Guerra Mundial
Habían pasado ya más de cuatro meses de combate y la guerra de trincheras se encontraba estancada en medio de disparos de ametralladora, artillería pesada y liviana, lo que había comenzado a causar estragos entre los soldados que añoraban terminar con el conflicto y volver a casa, especialmente ante la llegada de fechas tan especiales como la Navidad y el Año Nuevo.
Sin embargo, las órdenes estaban claras y nadie podía moverse de sus lugares, a menos que cayeran ante el fuego enemigo.
Según cuenta el autor Luis Felipe Silva Schurmann en su libro El Futbol y la Guerra, los ejércitos de Alemania y el franco británico se encontraban tan cerca que habían comenzado a presentarse situaciones poco usuales entre las trincheras, como el reconocimiento de soldados rivales, lo que generó una suerte de empatía.
La situación tomó un punto fulminante cuando en el 24 de diciembre de 1914 en la parte norte de la línea de trincheras en la zona francesa, cerca de la frontera con Bélgica, en la región de Flandes, los soldados alemanes comenzaron a adornar sus trincheras con elementos navideños, e incluso árboles de Navidad, mientras cantaban villancicos tradicionales.
Los británicos no se quedaron con los brazos cruzados e imitaron a sus adversarios políticos, hasta que en un momento de la tarde, las armas quedaron de lado y los soldados comenzaron a salir de sus trincheras para encontrarse en tierra de nadie para celebrar la ocasión.
En medio de uno de los conflictos bélicos más devastadores en la historia, fueron los soldados y oficiales los que dieron el primer paso hacia la paz y alemanes y británicos intercambiaron regalos como cigarrillos, alcohol y hasta recuerdos de guerra, dejando atrás las rencillas que enfrentaban a sus naciones, pero no a sus pueblos, en un armisticio improvisado que dejaba destellos de humanidad.
El alto al fuego también había permitido recuperar los cuerpos de los soldados caídos en combate y darles un digno entierro.

Un balón para unir a dos ejércitos rivales
La improvisada tregua de Navidad se extendió hasta el año nuevo, dejando una semana de armisticio que incluso dio tiempo para disputar uno de los partidos más surrealistas en la historia.
El día después de la Navidad, según el libro de Silva Schurmann, un soldado escocés arrojó un balón de futbol a tierra de nadie y fue la chispa que encendió el entusiasmo de ambos ejércitos para disputar un partido.
En medio de un campo congelado, con restos de metralla y entre trincheras de naciones que se odiaban por motivos que poco importaban a sus participantes, tuvo lugar un partido de futbol en donde el marcador era lo menos trascendental, pero que sirvió para unir a dos rivales, al menos por unos minutos.
"Realmente no era un partido como tal, sino más bien un juego libre con portería hechas con cascos. Pudo haber alrededor de 50 jugadores por cada lado. Yo jugué porque en realidad me encanta el futbol. No sé cuánto timpo estuvimos jugando, quizás media hora", dijo un soldado británico en una carta enviada a sus seres queridos en Londres unos días después de la gesta.
"Un soldado escocés apareció portando un balón de futbol y en unos cuantos minutos ya tenáamos un juego. Los escoceses hicieron sus porterías con unos gorros raros y nosotros hicimos lo mismo. Mantuvimos las reglas a pesar de no contar con un árbitro. Nosotros (los alemanes) descubrimos con sorpresa que los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas", relató el teniente alemán Johannes Niemann.

A pesar de lo insólito que pueda parecer la historia, diversos fuentes que estuvieron presentes en el momento confirman la existencia de la Tregua de Navidad, aunque los altos mandos militares se encargaron de negar el hecho para evitar que se propagara un acto que consideraron como vergonzoso.
"A inicios de enero de 1915, los periódicos de repente empezaron a imprimir estas cartas y, al principio, hubo una cierta cuota de incredulidad, pero con el tiempo también comenzaron a aparecer fotos y la evidencia se había vuelto muy clara, no era un mito", recordó el historiados Anthony Richards.
Tras difundirse la noticia, los altos mandos de ambos ejércitos tomaron medidas para evitar que sus soldados simpatizaran con el enemigo como un cambio constante en las líneas del frente.
El legado de la Tregua de Navidad
En diciembre del 2014, 100 años después del mítico partido, la UEFA conmemoró el centenario en las trincheras de Flandes con un monumento.
En Liverpool se encuentra la estatua 'All Together Now' (Todos Juntos Ahora) del artista Andy Edward en donde se ve a un soldado alemán y uno británico dándose la mano sobre un balón de futbol.
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