Si estás haciendo ejercicio y quieres aumentar la masa muscular no solamente tienes que incrementar tus calorías, sino también es necesario que desarrolles una dieta rica en proteínas de alta calidad y que también contenga grasas naturas; por lo mismo, los especialistas siempre recomiendan incluir pescado y salmón en las comidas, pues son vitales para un mejor desarrollo.
El salmón es un pescado graso, lo que significa que contiene una mayor cantidad de grasas saludables, en especial omega-3, además de vitamina D y B12. Aporta entre 20 y 25 gramos de proteína por cada 100 gramos, lo cual lo convierte en una excelente opción para favorecer la síntesis muscular.
Si el objetivo es aumentar la masa muscular de forma saludable, el salmón suele ser una mejor elección por su perfil nutricional más completo. Sus grasas buenas no sólo contribuyen al crecimiento muscular, sino también al buen funcionamiento hormonal y la salud cardiovascular, aspectos clave para un entrenamiento eficiente.
Te puede interesar: ¿Cuántas calorías debo comer al día para estar saludable, según mi edad?
Un sandwichito antes del fut: ¿el jamón de cerdo es en realidad saludable para mi cuerpo?

Diferencias entre el salmón y el atún
El atún también es un alimento importante para incluir en las dietas diarias, pero algunas ocaciones tienen menor cantidad de grasa u omega-3, pues los pescados blancos tienen menos grasas y si quieres aumentar la masa muscular no te ayudará al cien por ciento, ya que son más bajos en calorías (80–130 kcal/100 g) y los recomiendan para dietas de mantenimiento o pérdida de grasa.
También es importante alimentarse para quedar saciado y muchas veces el llevar una dieta obliga a encontrar alimentos que puedan ser versátiles y ayudar a combinarlos a la hora de la comida, por lo que el salmón es más saciante y fácil de combinar con carbohidratos, mientras que los pescados son ligeros e ideales para comidas más frescas.
Incluir una variedad de pescados en la dieta también puede ser beneficioso, siempre que se acompañen de una rutina de ejercicio adecuada, una buena hidratación y un descanso óptimo.