Alrededor de 2,200 adultos mayores de la Ciudad de México desean regresar a trabajar como empacadores o “cerillos” a los supermercados, tras más de un año sin ingresos por propinas: Doña Eva, una de esas empacadoras, está de vuelta en su trabajo.
A doña Evangelina Alonso, Eva, le regresó la vida. Y esto no sólo por la vuelta a la actividad tras el confinamiento, sino porque gracias a ello han retornado literalmente las monedas a sus bolsillos. Ella es empacadora voluntaria, y estuvo alrededor de año y medio sin trabajar. Sin embargo, desde hace dos semanas esto cambió.
“Me distrae mucho, tengo una ganancia, conozco más gente”, platica esta empacadora en un supermercado.
“De hecho tiene muy poco que regresó al trabajo, su carita se le transformó, de hecho se sintió muy contenta”, confiesa Rita Morales, hija de la señora Eva.
Ahora doña Eva se levanta cada mañana, en punto de las 8 de la mañana, para preparar su desayuno. Después, se alista para salir de casa, luego de meses de poca actividad, aunque confiesa que dedicó más tiempo a una de sus actividades favoritas, la cocina.
“Me siento bien, me siento a gusto, contenta, como por decir, realizada, que puedo hacer otras cosas”, añade Doña Eva.
Ella es una de las 2 mil 209 personas, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Ciudad de México (Sedeco), que ha pretendido regresar a las tiendas de autoservicio. Pues dicho sea de paso, ello le da más del 50% de su sustento.
“Pues diario pueden ser 200-250 pesos… A mí me ayuda bastante… Los ingresos que traigo de la tienda significan bastante para mí”, comenta Evangelina Alonso.
“Pues así ella se siente útil, porque no quiere depender de nadie, y pues para ella se le hace fácil trabajar”, agrega su hija Rita.
Por ello, con el apoyo de toda su familia, doña Eva sale cada día a buscarse una mejor perspectiva de vida.
¿Cuál es el porcentaje de propina en México y cuánto se debe dar?
