Quizás te parezca lejano.
Otra guerra más en Medio Oriente, lo debes haber escuchado muchas veces en tu vida.
Otra crisis en un país que muchos apenas ubican en el mapa.Pero lo que está ocurriendo en Irán no es solo un conflicto más.Podría ser el principio del fin de uno de los regímenes más duros del planeta y con ello, el temblor de otras dictaduras mucho más cercanas.
Irán es un país que ahora mismo está aislado y con tensiones internas. Es un pilar del eje autoritario mundial.
El mismo régimen que financia grupos como Hezbolá, Hamás o los hutíes en Yemen.
Es el mismo régimen que también le da gasolina, tecnología militar y apoyo estratégico a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Sí, ese Irán, el de los Ayatolás. El que reprime mujeres por no cubrirse el cabello. El que ejecuta disidentes. El que predica una revolución islámica pero comercia con armas y petróleo como cualquier imperio.
¿Y por qué podría estar cayendo?
Irán ya no es intocable. Israel lo tiene rodeado militarmente y ha demostrado que puede golpearlo incluso en su propio territorio. Pero más allá del fuego cruzado, hay algo más potente: la rabia interna. Miles de jóvenes iraníes han salido a las calles en los últimos años, las mujeres se quitaron el hiyab, las universidades protestaron.
La revolución islámica, que alguna vez prometió dignidad y soberanía, hoy solo ofrece represión y escasez.
Y mientras los líderes invierten millones en drones, uranio enriquecido y propaganda militar, su pueblo respira desesperanza.
Es un régimen que pelea hacia afuera y sangra hacia adentro. Un régimen que probablemente tiene los días contados.
¿Y qué tiene que ver eso con nosotros?
Mucho.
Porque si cae Irán, cae una de las muletas más importantes que sostienen a otras dictaduras. La dictadura cubana, que ha sobrevivido gracias a la ayuda de aliados externos. La de Nicaragua, que importa represión e impunidad. Y la de Venezuela, que ha recibido combustible, tecnología de vigilancia y respaldo diplomático de Irán por años. Irán es, en pocas palabras, el proveedor ideológico, económico y logístico de muchos regímenes autoritarios en América Latina.
Si el régimen iraní se tambalea, se debilita todo un sistema de alianzas que ha sostenido décadas de autoritarismo en la región. Esto no es profecía, pero sí advertencia.
Nadie dice que caerá mañana.
Pero si el Ayatolá pierde el control de su país, y todo indica que está perdiendo poder, legitimidad y alianzas, el eco llegará hasta este lado del mundo. Y cuando una dictadura empieza a pelear con todos afuera, y a perder la fe de su propio pueblo adentro, la historia no miente: es el inicio de una cuenta regresiva.
