Martín, aun con ceguera total, hace sus tamales desde hace 40 años para el Día de la Candelaria

El Día de la Candelaria, celebrado el 2 de febrero, es una fiesta que refleja la rica mezcla cultural de México. Sus orígenes se encuentran en el sincretismo entre la tradición católica de la purificación de la Virgen María y la celebración prehispánica del Atlacahualo. Este festejo se realiza con la entrega de tamales de quienes hayan encontrado el Niño Dios en la Rosca de Reyes el 6 de enero.

La producción de tamales se elevan en esta fecha, pues se perpetúa esta tradición y en México hay un hombre que vive de hacer este alimento. “Yo padecí siempre de estrabismo (disposición anómala de los ojos por la cual los dos ejes visuales no se dirigen a la vez a un mismo objeto) y en el año 98 se me desprendió la retina (...) de ahí perdí la vista en ambos ojos”, narra el señor Martín Ramírez, quien desde hace 40 años prepara tamales.

Con este negocio ha sacado adelante a su familia ante la incredulidad de muchos sobre si realmente él elabora sus tamales. Para el Día de la Candelaria, toda la familia se reúne para hacer la tamaliza. Sus seres queridos reconocen que Martín es un mexicano que no se dejó vencer por la adversidad. “Hay que trabajar”, dice el hombre.

Además de tamales, la mesa del Día de la Candelaria se llena de atole, chocolate o café, creando una experiencia culinaria única.

Los tamales tienen una larga historia que se remonta al México prehispánico. Fray Bernardino de Sahagún describe en sus escritos la gran variedad de tamales que existían, con ingredientes como chile, jitomate, calabaza, carne de faisán, pavo o codorniz.

Con el paso del tiempo, este platillo ha evolucionado y hoy encontramos una gran diversidad de sabores y estilos. Desde los tradicionales tamales de carne o verdura hasta los más exóticos, hay opciones para todos los gustos.