La Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó uno de los mayores cambios en política de drogas de las últimas décadas al reconocer las propiedades medicinales del cannabis y eliminar esa planta de la clasificación de los estupefacientes más peligrosos.
Con la votación, realizada por la Comisión de Estupefacientes en Viena, órgano ejecutivo sobre políticas de drogas integrado por 53 Estados, se retiró el cannabis y su resina de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961.
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En la lista IV, el cannabis estaba clasificada como una de las drogas más peligrosas y bajo control más estricto, como la heroína. El consumo con fines recreativos seguirá prohibido en la normativa internacional al continuar en la Lista I junto a sustancias bajo control pero con propiedades terapéuticas, como la morfina.
Con el anuncio se facilitará la investigación de la planta, que cuenta con principios activos que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento ante algunos efectos del parkinson, esclerosis, epilepsia, dolor crónico e incluso el cáncer.
Alrededor de cincuenta países han puesto en marcha programas de cannabis medicinal y la decisión de Naciones Unidas impulsará ese tipo de políticas, así como una mayor investigación sobre las propiedades curativas de la planta.
Los Estados que votaron en contra del cambio consideran que relajar el control del cannabis envía el mensaje equivocado en un momento en el que algunos países, como Canadá o Uruguay, han legalizado el uso recreativo de la marihuana.
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Otros países, como México, Luxemburgo o Israel, tienen iniciativas legales en curso en la misma línea.
En nuestro país, el dictamen aprobado en el Senado en noviembre pasado, el cual reformaría artículos del Código Penal Federal y la Ley General de Salud, indica que se expedirá la Ley General para la Regulación del cannabis, además de que se creará el Instituto Mexicano de Regulación y Control de Cannabis.
También indica que se permitirá a mayores de 18 años a consumir cannabis psicoactivo si no se realiza frente a un menor de edad o cualquier otra persona imposibilitada de manifestar su consentimiento libre e informado. Tampoco se podrá usar en el espacio público si una persona mayor de edad no haya otorgado su consentimiento.
