El Super Bowl XLVII es recordado por el triunfo de los Baltimore Ravens sobre los San Francisco 49ers, pero además por el apagón sorpresivo que se dio en el Mercedez-Benz Superdome.
El apagón parecía algo imposible de suceder en un estadio con esa modernidad, tecnología e innovación situado en Nueva Orleans, pero sucedió y dejó una huella en este Súper Domingo, que también incluyó un enfrentamiento entre hermanos.
Y es que John Harbaugh de los Ravens y Jim Harbaugh de los 49ers, llegaron como los entrenadores de cada uno de los equipos, motivando a la prensa a bautizarlo como el Harbaugh Bowl.
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El apagón en el Super Bowl XLVII
En el tercer cuarto, cuando Ravens tenían la ventaja por 28-6, y parecía que la historia se escribía en favor de Baltimore, la oscuridad llegó al recinto deportivo dejando atónitos a los asistentes y a la audiencia en el mundo, que vio suspenderse el partido, alargando esa inusual pausa por 34 minutos.
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Este magno evento, por eso también fue bautizado como el Blackout Bowl. Luego de esa penumbra, el duelo se reanudó y San Francisco, claramente renovado sumó puntos poniendo el juego 28-23, pero ni aún con toda la determinación de remontada, lograron llevarse el juego que terminó 31-34 en favor de Ravens.