Especialistas de la UNAM, advierten que no atender la depresión en los adolescentes aumenta un 3.2 % más el riesgo el abandono escolar, incrementa en un 18 % la posibilidad de la dependencia a drogas; e incremente en 6 % el riesgo de abuso sexual.
La Organización Mundial de la Salud ha dicho que la depresión afecta a 264 millones de personas y es una enfermedad crónica no transmisible que puede durar varios años, lo cual tiene un costo en el tiempo de vida saludable, además de ser una de las principales causas de discapacidad en el orbe, afirmó la directora de la Facultad de Psicología de la UNAM, María Elena Medina-Mora Icaza.
“Uno de los mayores costos de la depresión no atendida es lo que se le llama presencialismo”, ya que las personas están bien para trabajar, pero no producen, lo cual significa pérdida importante para el Producto Interno Bruto, aseguran los expertos.
La doctora de la Facultad de Psicología de la UNAM, María Elena Medina-Mora Icaza.explica que la situación previa a la pandemia en cuanto a depresión no atendida era delicada; sin embargo, el riesgo se incrementó debido a la crisis sanitaria y posteriormente por las secuelas de la COVID-19.
Sintomas de la depresión
-Disminución del interés o capacidad de disfrutar las actividades
-Pérdida de peso o aumento del apetito
-Insomnio o hipersomnia
-Agitación o lentitud psicomotoras
-Fatiga
-Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiv
-Reducción de la capacidad para pensar o concentrarse
-Pensamientos recurrentes de muerte.
Mexicanos irritables
De acuerdo a los expertos, para que la depresión pueda considerarse como una enfemedad, los síntomas deben presentarse de manera continua por más de dos semanas.
En México también se han posicionado sintomatologías como el enojo o irritabilidad, sobre todo entre los más jóvenes, además de un estado de fatiga constante, incluso un sentimiento de inutilidad.
Te puede interesar: Arranca operaciones nueva sede de la Secretaría de Salud en Acapulco
Finalmente, los expertos explican que en la depresión intervienen factores genéticos, bioquímicos y los rasgos de personalidad. Se trata de un desequilibrio en ciertas sustancias cerebrales, como la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina, las cuales ayudan a regular los estados emocionales o procesos relacionados con estos.
