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¿Por qué en Texas la gasolina es barata y en México impagable? La verdad detrás del precio

Mientras en Texas el litro de gasolina cuesta 11 pesos, en México pagamos más de 24. Expertos explican que no es culpa del mercado internacional, sino del huachicol, la inseguridad y la falta de refinerías que nos condenan a precios duplicados.

Entre la política energética fallida y la corrupción que envuelve al país, llenar el tanque del vehículo se ha vuelto una misión prácticamente imposible para las familias mexicanas. La situación contrasta dolorosamente con lo que viven nuestros vecinos en Texas, donde el litro de combustible ronda los 11 y 12 pesos, mientras que en México duplicamos esa cifra.

La molestia ciudadana es palpable. Óscar, un automovilista entrevistado, resume el sentir general ante una promesa incumplida:

“Nos están vendiendo muy cara la gasolina y supuestamente el Gobierno nos prometió que iba a bajar, y va aumente y aumente...”.

Mientras el gobierno asegura que no hay “gasolinazo”, el bolsillo de los mexicanos dice lo contrario. En México, la gasolina Magna se paga entre 23 y 24.31 pesos, y la Premium es aún más cara.

Para Ángel Méndez, especialista en finanzas, la disparidad es alarmante:

“No es un 50 por ciento la variación, es más del 100 por ciento lo que nosotros estamos pagando...”.

¿Por qué Texas es tan barata la gasolina?

La diferencia no es casualidad, es infraestructura y mercado. Ramsés Pech, asesor en energía, explica que Texas es una potencia energética por sí misma: con 32 millones de habitantes, produce entre 5 y 6 millones de barriles de crudo diarios (casi el 45% de la producción total de EE.UU.) y concentra la mitad de las refinerías de ese país.

En contraste, México apenas produce 1.8 millones de barriles y cuenta con solo seis refinerías. Allá el precio lo define la competencia y la eficiencia; aquí, la escasez y los monopolios.

Huachicol e impuestos: Los “extras” que pagamos de la gasolina

Analistas advierten que esta brecha de precios no se debe al mercado internacional, sino a factores internos arrastrados por el modelo actual: ineptitud política y corrupción estructural.

Méndez señala los verdaderos culpables del sobrecosto:

“Estamos hablando lamentablemente del huachicol, de la inseguridad... situaciones que afectan directamente la distribución...”. A esto se suma la carga impositiva: en México, gran parte de lo que usted paga en la bomba son impuestos, no gasolina. La conclusión ante los números es inevitable: hoy, al menos para cargar combustible, más vale ser texano que mexicano.

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