Cerca de 33,000 matrimonios infantiles ocurren todos los días en el mundo, pero América Latina no puede escapar de esta realidad. Aunque la mayoría de los países de la región prohíben el matrimonio antes de los 18 años, se estima que una de cada cuatro niñas está casada o viviendo en unión libre antes de llegar a la edad adulta.
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Según el informe de la ONU Contra la voluntad del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en comparación con Europa, América Latina es una de las regiones que ha progresado menos en la reducción de las uniones infantiles en 25 años, e incluso algunos países de la África Subsahariana.
Según el UNFPA, esta es la práctica más dañina para las mujeres, así como la mutilación genital, que afecta principalmente a África, y la preferencia de los hombres por las mujeres, que es una práctica cultural arraigada en todas las latitudes.
El informe del fondo de población muestra que existen sindicatos en al menos 24 países de la región, aunque hay diferencias significativas. En Honduras, Nicaragua y República Dominicana, más de un tercio de las niñas están casadas o mantienen una relación de este estilo antes de la mayoría de edad.
En términos del número de niñas que se casaron antes de la edad adulta, Brasil y México ocuparon el cuarto y octavo lugar en números globales y absolutos, respectivamente. Los países en la posición “avanzada” de la llamada agenda de derechos, como Uruguay y Costa Rica, tienen entre la cuarta y quinta parte de sus jóvenes casados, siendo menores de edad.
Por ejemplo, en Trinidad y Tobago, Haití y Jamaica, informaron que para 2019 menos del 15% de los jóvenes se unieron con otras personas.
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En este sentido, para los expertos en este campo, el matrimonio infantil o las uniones no se eliminarán sólo a través de políticas públicas, sino que se eliminarán con la participación de toda la sociedad, promoviendo así el reconocimiento de los derechos de las mujeres y la desintegración de la sociedad machista en la que nos hemos estado desarrollando.
