El presidente serbio, Aleksandar Vucic, informó el martes que, a partir de este viernes, se aplicará nuevamente un toque de queda en todo el país de Serbia para enfrentar el aumento en los casos de coronavirus.
Mencionó que todos los hospitales de Belgrado están prácticamente llenos, y ha lamentado durante un mensaje que lanzó a través del medio televisivo en el que advirtió que las cifras son particularmente críticas y alarmantes en la capital del país.
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Por lo tanto, explicó que el gobierno ha decidido elegir un “toque de queda a largo plazo” de viernes a lunes. La medida entrará en vigor a las 18:00 horas tiempo local del viernes y finalizará a las 05:00 horas del lunes.
Mencionó que el pasado 7 de julio fue el día más duro desde que comenzó la pandemia, ya que se registraron 13 muertos. En ese momento se encontraban 120 personas con respiración asistida y, de manera preocupante, recalcó que la situación era alarmante.
Según los informes del canal televisivo de dicho país, B92, el último día, el país también verificó 299 nuevos casos de covid-19.
Ocho semanas después de que el país comenzara a eliminar las medidas restrictivas tomadas para frenar la propagación del virus, la tasa de infección se disparó. En vista del aumento de casos, las autoridades están reabriendo hospitales temporales y recomendando el uso de máscaras en lugares públicos.
Poco después de que el conservador populista Vucic anunciara las medidas, la oposición lo criticó como un régimen autoritario, y miles de personas salieron a las calles del centro de Belgrado para expresar su descontento.
Según la agencia local de noticias Fonet, los manifestantes bloquearon el tráfico en el área cerca del parlamento, donde comenzaron a gritar. Un grupo de manifestantes logró entrar al edificio del parlamento, pero después de unos 15 minutos la policía los sacó y los desplegó en la puerta del edificio, que resultó dañado durante el incidente.
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La policía finalmente disparó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, quienes prendieron fuego y arrojaron piedras a las autoridades. Según los informes de los medios locales, las personas que llamaron a los manifestantes eran desconocidas, la mayoría de ellas no usaban máscaras ni mantenían la distancia física necesaria y exigida para evitar el contagio.
