No cabe duda que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones, pero no se pasen de lanza… ¿Ampliar el catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva? Es una reforma para chingarnos a todos.
Pero, no se me encabriten y como dicen en la Buenos Aires, vámonos por partes.
La mentada reforma
Primero lo primero: ¿de qué chingados estamos hablando?
Pues, resulta que dentro de la veintena de iniciativas que se aventó el presidente el pasado 5 de febrero de 2024, la reforma al artículo 19 es la más culebra de todas porque no solo es una aberración inconvencional y una mamarrachada para el control de regularidad constitucional sino un atentado contra el debido proceso y la presunción de inocencia.
En concreto, la reforma permite la prisión automática para los delitos de producción, distribución y enajenación de drogas sintéticas, narcomenudeo, extorsión, contrabando, defraudación fiscal y emisión ilícita de comprobantes fiscales.
Entonces, si te andan investigando por andar de facturero te irías al tambo en caliente; o sea, sin siquiera ser culpable por sentencia judicial. Chale chale chalequito.
Los principios liberales
Y seguro varios celebrarán: ¡A huevo! ¡Con la reforma ya atoramos a los malosos! ¡Por fin no se van a escapar de las manos de la justicia! Pero nel.
Porque, nos guste o no, nadie puede ser privado de la libertad sin un juicio previo (a esto se puede resumir el debido proceso) y toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario (presunción de inocencia). Ni más ni menos.
Por eso, si los atora la chota, recuerden que estos derechos están contenidos en los artículos 1 y 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y si se quieren ver más pros en el artículo 7 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Consulta la iniciativa de reforma aquí: Iniciativa del Ejecutivo Federal con proyecto de decreto, por el que se reforma el artículo 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia penal
La triste realidad
Lo malo es que en la actualidad hay 88 mil 345 personas inocentes en el bote sin sentencia o con medida cautelar de internamiento preventivo, de acuerdo con el Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal y Estatales 2023 del INEGI.
Y lo pior, que es peor que lo peor, es que esas 88 mil personas representan el 40% de toda la población privada de la libertad en México. ¡Un chingo de banda tras las rejas sin deberla ni temerla! No la frieguen.
Y ni hablar de la capacidad operativa de los centros penitenciarios que hasta el inicio de esta administración enfrentaba un serio problema de sobrepoblación carcelaria que obligó a varios trabajos de despresurización.
Entonces, como el anillo único forjado en el Monte del Destino por el Annatar, esta iniciativa es una reforma “para chingarnos a todos… para atraernos y atarnos a las tinieblas”. ¿O ustedes qué opinan? Déjame saber tu opinión en los comentarios.
