Tras el fin de las restricciones por la pandemia del Covid-19, los habitantes de un pequeño pueblo costero de California , pensaban que poco a poco el movimiento y la economía de la localidad volverían a la normalidad. Sin embargo, una reciente novedad con una carretera ha acabado con esa ilusión.
San Simeón está en el condado californiano de San Luis Obispo y para el 2010 tenía una población de 462 habitantes. Pero, a pesar de su pequeña población, esta localidad es mundialmente famosa por ser el enclave del legendario Castillo Hearst, erigido a principios del siglo XX por el magnate William Randolph Hearst.
Las visitas turísticas para conocer este histórico castillo y otros rincones más es lo que ha mantenido en pie a los comerciantes de San Simeón durante tantos años, pero con la llegada de la pandemia el lugar cerró por más de 20 meses.
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Los problemas que tienen devastado al pueblo de San Simeón
Una vez que el castillo volvió a recibir visitas, en mayo del 2022, la economía de San Simeón volvió a florecer. Los restaurantes volvieron a facturar casi como antes y la playa también volvió a llenarse de turistas.
Sin embargo, otro suceso tiene nuevamente devastados a los pobladores de esta pequeña ciudad: el cierre de un tramo de la autopista 1 que une a San Simeón y Cambria con Big Sur, una región localizada al sur de la península de Monterey, entre Los Ángeles y San Francisco.
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Desde enero del 2023, varios desprendimientos de rocas y deslizamientos de tierra han obligado a cerrar tramos de la autopista y, aunque desde Departamento de Transporte de California prometieron que las reparaciones concluirán a “fines del otoño”, eso no sucederá.
“Debido a las continuas grietas que se producen en el sitio, las reparaciones de la autopista 1 en Regent’s Slide no se completarán en el 2024", dijo el pasado 27 de septiembre el Departamento en un comunicado.
Las afectaciones a los habitantes de San Simeón
Este anuncio no fue bien recibido por los habitantes de San Simeón, que veían en el término de esas reparaciones una luz de esperanza para no cerrar sus negocios turísticos. Desde que empezaron nuevamente los deslizamientos de tierra, cada vez menos turistas llegan por el pueblo.
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“Estamos sobreviviendo y pagando las cuentas y todo eso. Ha sido difícil, pero lo estamos intentando”, dijo a SFGate Maura Valencia, propietaria del restaurante Big Sur en San Simeón.