A menos de un año del Mundial 2026, activistas LGBTQ+ en México han decidido tomar las riendas de un problema que parece no tener fin: el grito homofóbico que aún retumba en los estadios cuando juega la Selección Mexicana. Tras años de campañas fallidas, multas millonarias y sanciones anunciadas pero jamás ejecutadas, la comunidad activista hace un llamado directo a la afición mexicana para eliminar este insulto antes de que el país reciba 13 partidos mundialistas.
Activistas: “La violencia en el estadio no es un juego”
Para voces como Andoni Bello, exjugador de futbol amateur LGBTQ+ y activista incansable, el grito —normalizado durante dos décadas— es más que un acto aislado: “Esta violencia invisible y anónima perpetúa los crímenes de odio”, advierte en declaraciones publicadas por Los Ángeles Times. Aunque la Federación Mexicana de Futbol (FMF) defendió durante años que la palabra tenía “otros significados”, hoy la postura es clara: se trata de un insulto homofóbico.
Pese a multas de FIFA, incluyendo 100 mil francos suizos tras episodios en Qatar 2022, el grito sigue apareciendo en momentos de frustración, especialmente cuando el portero rival despeja. Las campañas “oficiales” de la FMF, desde mensajes en pantallas hasta amenazas de vetos de cinco años, han quedado en letra muerta. “No han servido para nada”, lamenta Bello.
Camino al Mundial 2026: presión social, educación y cambios reales
Con México como coanfitrión del Mundial 2026 junto a Estados Unidos y Canadá, y con partidos asignados a Monterrey, CDMX y Guadalajara —ciudad donde se dice que comenzó el grito en 2004— las organizaciones buscan actuar antes de que el mundo vuelva a poner la lupa en los estadios mexicanos.
Bello, acompañado por Calma Comunidad y el Conapred, propone un cambio más profundo: educación y acercamiento directo con clubes, jugadores y grupos de animación. El objetivo es claro: que la pasión no tenga que ir acompañada de violencia. “Puedes presionar al rival sin insultos homofóbicos. No es necesario”, recalca.
Los talleres previos al Mundial buscan sensibilizar a la afición sin quitarle la emoción del futbol. “Es una gran oportunidad para generar cambios reales”, asegura David Moncada, integrante de Calma Comunidad.
Para los activistas, el mensaje es simple pero urgente: México no puede recibir el mayor torneo del planeta con un grito que contradice el espíritu de inclusión que la FIFA exige y que el futbol merece. El balón ya está en la tribuna.
