El chorizo es un embutido cárnico muy popular, originario de la península ibérica, y muy presente en la gastronomía de España, Portugal y Latinoamérica. Se elabora principalmente con carne de cerdo picada, grasa de cerdo, sal, pimentón y otras especias, que varían según la región y el tipo de chorizo.
Existen diversos tipos de chorizo, algunos de los más famosos son:
- Chorizo Español
- Chorizo Portugués (Chouriço)
- Chorizo Argentino
- Chorizo Mexicano
- Chorizo Colombiano
¿Qué norma regula el chorizo en México?
En México, la producción y comercialización del chorizo se rigen principalmente por las siguientes normas:
- NOM-213-SSA1-2018: Esta norma establece las disposiciones y especificaciones sanitarias que deben cumplir los productos cárnicos procesados, incluyendo el chorizo, desde su elaboración hasta su venta. Aborda aspectos como la calidad de las materias primas, el proceso de producción, el etiquetado y las condiciones de almacenamiento.
- NOM-145-SSA1-1995: Aunque se enfoca en productos cárnicos troceados y curados, esta norma también incluye disposiciones relevantes para el chorizo, especialmente en lo que respecta a su composición, calidad y etiquetado.
Los chorizos que no cumplen en Junio 2024 según la PROFECO
La PROFECO, en su revista del consumidor para el mes de Junio 2024, analizó 49 productos de chorizo en México, verificando el etiquetado y contenido. Se revisó información como tipo de carne, ingredientes, contenido neto, fecha de caducidad, tabla nutrimental y datos del fabricante. También se verificó la grasa, contenido energético, proteína, carbohidratos y sodio en 100 g de producto.
Las marcas de chorizo que contienen menos contenido del que declaran
- Chata Bicentenario: Declara 215g pero realmente contiene 203.05g
- Chata Ranchero: Declara 215g pero realmente contiene 203.77g
- Extra Special: Declara 380g pero realmente contiene 346.42g
- FUD: Declara 200g pero realmente contiene 187.37g
- LALA Plenia: Declara 200g pero realmente contiene 185g
- Parma Sabori: Declara 400g pero realmente contiene 359.61g
- Peñaranda: Declara 100g pero realmente contiene 92.29g
No indican el porcentaje de carne de pavo que contienen
- FUD (chorizo con pavo)
- Chata (chorizo con carne de pavo)
Se denominan chorizo de pavo, cerdo o champiñon pero también contienen soya
- Chata
- Chata Bicentenario
- Chata Ranchero
- Chata Rico
- Chimex
- FUD
- LALA Maestros Parrilleros
- Parma Sabori
- Zwan
Contienen más grasa de la que declaran
- Chata: Declara 2.2g/100g pero realmente contiene 13.2g/100g
- Reserva de la casa Chata: Declara 14.6g/100g pero realmente contiene 25.6g/100g
Contiene más kcal de las que declara
- Reserva de la casa Chata 230.2kcal/100g pero realmente contiene 329 kcal/100g
Contiene más sodio del que declaran
- Conde de Luna (chorizo argentino)
- Conde de Luna (chorizo semimaduro)
- Chata (Chorizo de champiñon molido con mezcla de chiles
- Obertal (chorizo ranchero)
- Parma (chorizo sarta)
- Zwan (chorizo de cerdo cantimpalo)
Presentan leyenda que no comprueban
La marca Orbetal no demostró la leyenda “Delicatessen Orbetal”
No advierte contener un alérgeno
- Chata Bicentenario al no advertir que contiene soya texturizada
No cumplen con todos los requisitos de etiquetado
- Conde de Luna (Chorizo argentino)
- Conde de Luna (Chorizo Maduro)
- Conde de Luna (Chorizo semimaduro)
Les falta sello
- Capistrano Selección (Chorizo Español): No contiene sello de “exceso de calorías”
- Redondo iglesias (Chorizo Salamanca en rebanadas): No contiene sello de “exceso de calorías”
Recomendaciones de la PROFECO
La Revista del Consumidor de junio de 2024, publicada por la Profeco, ofrece valiosas recomendaciones para la compra y consumo de chorizo. Al adquirir este producto, es fundamental revisar la etiqueta para verificar la fecha de caducidad y leer la lista de ingredientes, ya que algunos chorizos pueden contener alérgenos como gluten, leche o soya. Es importante destacar que existen chorizos listos para consumirse, como los madurados y rebanados, que no requieren preparación adicional.
En cuanto al uso del chorizo, la Profeco aconseja cocinarlo adecuadamente si no es del tipo listo para consumir, y refrigerarlo para mantener su frescura y evitar que se eche a perder. Además, se recomienda moderar su consumo debido a su alto contenido de sodio, grasas y calorías. Es crucial no consumirlo si ha caducado o si el empaque está dañado
