El caso Ryan Wedding, el ex atleta olímpico canadiense convertido en uno de los criminales más buscados por el FBI, ha sacudido a Norteamérica. Lo que alguna vez fue una carrera deportiva en snowboard hoy está marcado por acusaciones de narcotráfico, vínculos con grupos criminales mexicanos, lavado de dinero y el presunto asesinato de un testigo federal, lo que ha puesto precio a su cabeza: 15 millones de dólares, una de las recompensas más altas en la historia reciente.
De atleta olímpico a líder de un grupo delictivo internacional
Las autoridades estadounidenses aseguran que Ryan Wedding, alias “El Jefe”, dirige un grupo capaz de mover más de mil millones de dólares al año en cocaína y operaciones de narcoterrorismo. Wedding, de 44 años, compitió en los Juegos Olímpicos de Invierno 2002, pero su vida tomó un giro criminal tras salir de prisión en 2011, donde cumplió condena por distribución de drogas.
El FBI lo compara con un “Pablo Escobar moderno”, señalando que Wedding habría ordenado decenas de asesinatos en Canadá, Estados Unidos y Latinoamérica. Según el Departamento de Justicia, actualmente vive oculto en México, protegido por facciones del crimen organizado.
Su caso tomó un giro aún más oscuro cuando las autoridades lo acusaron de ordenar el asesinato de un testigo federal. Wedding habría difundido fotos del testigo y su esposa en un sitio web canadiense de noticias falsas, The Dirty Newz, ofreciendo dinero para localizarlo. Esa publicación terminó con el FBI cerrando el portal y con la apertura de nuevos cargos criminales.
Caen sus aliados, pero Wedding sigue prófugo en México
La reciente ofensiva internacional dejó 10 detenidos, incluidos colaboradores clave y un abogado canadiense acusado de brindar “servicios ilegales” a los grupos criminales. Entre las arrestadas está la colombiana Carmen Yelinet Valoyes Florez, directora de una red de prostitución en México que habría ayudado a ubicar al testigo asesinado.
A pesar de los avances, Ryan Wedding sigue prófugo, presuntamente moviéndose en territorio mexicano bajo protección criminal. Las autoridades consideran que su captura “es prioritaria” por el nivel de violencia y alcance de su organización.
