Existe un deporte del que poco se habla y se difunde: la acrobacia en motocicletas. Una actividad que existe desde la década de 1920 y que es completamente mexicana.
De este mismo, hay distintos grupos que lo practican y que día con día mejoran en disciplina y se ponen en riesgo en la extremidad del mismo.
Hay un grupo en la Ciudad de México que ha construido su historia desde los 60s y que con el paso de los años se ha consolidado como una tradición clásica y familiar: los Hunos.
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Los Hunos fueron fundados por la familia López y su nombre proviene de la cultura del mismo nombre, “los hunos eran los mejores jinetes en sus caballos, y nosotros somos lo mismo en nuestras motocicletas”, contó el comandante Sergio López.
Todos los domingos se reúnen los 28 miembros del escuadrón, en el que predominan las mujeres, otro factor histórico en el grupo.
Sergio da las órdenes para romper la formación y que todos se coloquen en sus “jinetes”, y pero las motos no se detienen, sino que rugen sus motores y uno a uno, los miembros del equipo se acomodan unos sobre otros y hacen estas clásicas pirámides de este deporte.
La dificultad y el riesgo de las posiciones han aumentado. Tienen en su repertorio una gran cantidad de movimientos y acrobacias.
La tradición es importante para los Hunos
Este deporte es un clásico, tanto como mexicano como para la familia López, y es que generación con generación se ha heredado la tradición.
Actualmente, el comandante y su hijo, Fernando López son parte fundamental del escuadrón, y ambos sienten el orgullo de formar parte de algo que ha sido ese cual para el apellido.
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Fernando, de 21 años, comenzó a andar en moto desde pequeño, y ahora es uno de los pilotos consolidados del grupo, quién mostró talento al poder manejar dos motocicletas Harley el solo.
Los Hunos siguen escribiendo historia
Prácticamente estos agrupamientos siempre han sido conformados y dominados por hombres, pero los Hunos no sólo tienen más mujeres que hombres, sino que algunas han sido parte del grupo desde hace más de 25 años.
No sólo existen dichas veteranas, sino que cada vez hay más niñas que se unen, las pequeñas Hunas tienen desde 10 años y han aprendido a manejar el miedo y la vulnerabilidad que implica estar de pie en una pirámide en una moto en movimiento.
