Las beisbol de las Grandes Ligas vive en momento crítico en las negociaciones entre peloteros y propietarios, ya que la falta de acuerdo entre ambas partes hizo que las actividades beisboleras se detuvieran por novena ocasión en la historia de la liga.
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Preocupación entre agentes libres
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Están detenidos casi 200 agentes libres que no pudieron firmar antes de que expirara el antiguo convenio colectivo el pasado 1 de diciembre. El comisionado Rob Manfred sigue con la idea de que ambas partes lleguen a buen puerto para poder iniciar los campamentos primaverales a la brevedad y evitar retrasos en el inicio de la temporada regular, pactada para el 31 de marzo. Sin embargo, la realidad dicta otra posibilidad, donde un convenio se ve disperso.
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Cabe destacar que esta disputa era necesario para aclarar la visión de la Asociación de Jugadores para las Grandes Ligas, ya que se amenazaba la capacidad de la mayoría de los equipos para ser competitivos y promover la equidad que ha imperado en el beisbol en los últimos años.
¿Cuáles son las diferencias?
En esta ocasión las diferencias vienen de los propietarios, razón por la que no se pueden firmar contratos, no hay rehabilitación ni preparación personal para los rosters. Tampoco pruebas de dopaje o políticas contra la violencia doméstica como mecanismos para proteger la integridad del beisbol. En pocas palabras, cero comunicación entre jugadores y franquicias.
Se trata del cuarto cierre patronal en la historia de MLB después de los ocurridos en 1990, 1976 y 1973. En 1972, 1980, 1981, 1985 y 1994-1995 llegaron a ser huelgas que provocaron la cancelación de miles de encuentros. Bajo esa óptica, la fecha límite para lograr un trato es el martes 15 de febrero, cuando los lanzadores y receptores deben presentarse para la pretemporada en Arizona y Florida, pero en tiempo apremia y el reloj de arena cae contra todos los involucrados, al tener un aparente impacto rumbo a la próxima Serie Mundial 2022.
