El encuentro amistoso disputado la noche del sábado en el Subaru Park de Chester, Pensilvania, entre las selecciones de Estados Unidos y Paraguay culminó con una ajustada victoria 2-1 para el equipo local, pero la nota dominante al finalizar el compromiso fue el lamentable estallido de violencia. Un partido de preparación para el Mundial 2026 terminó en una batalla campal inusitada que desdibujó la promesa deportiva del cotejo.
El equipo norteamericano, dirigido por Mauricio Pochettino, mostró una superioridad táctica basada en la velocidad y la intensidad desde el pitido inicial, exponiendo un desempeño pobre por parte del conjunto guaraní. Este resultado y, en particular, el tenso cierre, añaden presión a Paraguay, que busca consolidar su regreso a la Copa del Mundo tras 16 años de ausencia, habiendo clasificado en el sexto lugar de la eliminatoria de CONMEBOL.
Velocidad y errores defensivos
El encuentro comenzó con ritmo frenético. Estados Unidos sorprendió a la defensa paraguaya a solo tres minutos de juego: Cristian Roldan asistió a Gio Reyna, quien se elevó en el centro del área para cabecear el balón y abrir el marcador. Este rápido golpe inicial evidenció la falta de contundencia y adaptación del once paraguayo.
No obstante, la reacción de la Albirroja fue casi inmediata. A los nueve minutos, en un eficiente contragolpe, Miguel Almirón habilitó a Alex Arce, quien también resolvió de cabeza para firmar el empate temporal. Este gol dio un respiro al equipo de Gustavo Alfaro, aunque no fue suficiente para controlar el dominio norteamericano en el transcurso del primer tiempo.
El control se consolidó para Estados Unidos en la segunda mitad. Un error en la salida defensiva de los visitantes permitió una secuencia rápida de toques en el área que finalizó con el remate de Folarin Balogun a los 71 minutos, sellando el 2-1 definitivo. La derrota es especialmente sensible para Paraguay, que en sus anteriores amistosos había empatado 2-2 con Japón y caído 2-0 ante Corea del Sur.
La indisciplina ensombrece el camino al Mundial
Lo que debería haber sido un fogueo de alta intensidad y un banco de pruebas se transformó en un escándalo mayúsculo en el tiempo adicional. La tensión, que se había acumulado durante los 90 minutos, explotó a los 94 minutos cuando una disputa por un balón lateral entre el defensor paraguayo Gustavo Gómez y el lateral estadounidense Alex Freeman degeneró en una gresca generalizada.
El forcejeo inicial llevó a Gómez a sujetar a Freeman por la nuca, lo que provocó la intervención del volante Sebastian Berhalter y, acto seguido, la inclusión de múltiples jugadores y miembros del cuerpo técnico en el enfrentamiento.
Las imágenes difundidas mostraron un caos total, con empujones y golpes entre los equipos. Incluso, los dos entrenadores, Gustavo Alfaro y Mauricio Pochettino, intentaron mediar, con Pochettino llegando a caer al suelo en medio de la confusión. El resultado de la trifulca fue la expulsión directa de Omar Alderete, quien estaba en el banquillo, y el lateral Freeman terminó con una visible herida sangrante en la boca.
Tras el partido, ambos técnicos lamentaron el incidente. Mauricio Pochettino, el estratega de Estados Unidos, calificó lo ocurrido como un "momento caliente que no debe suceder" y aseguró que no le gustó "nada lo que pasó".
Por su parte, Gustavo Alfaro evitó ahondar en la polémica y se centró en el futuro de Paraguay: "A Paraguay le costó mucho volver a una Copa del Mundo... por una derrota, nuestra ilusión no nos la van a sacar", dijo, manteniendo la mirada en el largo plazo y el crecimiento del equipo.
