McLaren atraviesa una tormenta judicial que ha puesto en jaque su reputación. El equipo británico, símbolo de precisión y legado en la Fórmula 1, enfrenta acusaciones que podrían marcar un antes y un después en su historia. En el centro de la controversia está Zak Brown , su director ejecutivo, acusado de haber permitido la eliminación de mensajes internos en medio de un proceso legal con el piloto español Alex Palou.
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Todo comenzó cuando Palou acusó a McLaren de romper un acuerdo y manipular las condiciones de su contrato. Según la demanda, el piloto fue seducido con promesas de un asiento en Fórmula 1, promesas que se desvanecieron cuando el equipo decidió apostar por Oscar Piastri. El conflicto escaló hasta los tribunales, donde Brown fue señalado por permitir el uso de mensajes de WhatsApp que se borraban automáticamente, justo cuando esos registros podían convertirse en pruebas.
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— Alex Palou Montalbo (@AlexPalou) May 26, 2025
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El misterio de los mensajes borrados
Durante el juicio, varios documentos expusieron que algunos miembros de McLaren activaron la función de “mensajes temporales” justo en momentos clave de la negociación. Los abogados de Palou sostienen que se trató de una maniobra para borrar rastros de conversaciones sensibles. Brown, por su parte, aseguró que la función se usa de manera rutinaria dentro de la compañía y negó rotundamente haber destruido evidencia de forma intencional.
A lo largo de los interrogatorios, el propio Zak Brown se mostró desafiante. Reconoció que pidió eliminar algunos mensajes, pero insistió en que lo hizo por cuestiones administrativas y no para ocultar información. Su defensa gira en torno a un argumento: “Nunca actuamos fuera de las normas de la empresa”.
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Un eco que resuena en toda la Fórmula 1
Más allá del caso Palou, el escándalo ha abierto una grieta dentro del paddock. Equipos rivales y analistas cuestionan los límites éticos en las negociaciones entre escuderías y pilotos. El juicio no solo pone en juego dinero o reputación: podría sentar un precedente sobre la transparencia en la gestión contractual del automovilismo moderno.
Mientras tanto, el piloto español exige una compensación millonaria por daños y perjuicios, alegando que su carrera fue perjudicada por falsas promesas. En McLaren, el silencio se mezcla con cautela: cualquier declaración fuera de lugar podría ser usada en su contra.
Zak Brown, conocido por su estilo frontal y su habilidad para los negocios, enfrenta su mayor desafío fuera de las pistas. Si el tribunal determina que hubo manipulación deliberada de evidencia, el golpe reputacional para McLaren sería devastador.
El caso sigue abierto, pero una cosa es segura: la historia que se está escribiendo en Londres podría redefinir la manera en que la Fórmula 1 maneja sus secretos.