Vandalismo de normalistas en Morelia: una constante de impunidad
Los ataques de los normalistas continúan, ahora lanzaron un ataque contra el Instituto de Educación Media Superior y Superior en Morelia, Michoacán.
Este jueves 17 de octubre, un grupo de normalistas de Tenería protagonizó un violento ataque a las instalaciones del Instituto de Educación Media Superior y Superior del Estado, en Morelia, Michoacán. Los manifestantes derribaron la puerta principal, intentaron incendiar mobiliario y documentos, saquearon objetos y rompieron cristales, dejando un panorama de destrucción a su paso.
Escudados en el derecho a la libre manifestación, los normalistas han mantenido una conducta recurrente de violencia y vandalismo en distintos puntos del país. Durante el ataque en Michoacán, además de destrozar las instalaciones educativas, los manifestantes incendiaron un automóvil, afectando directamente a la ciudadanía.
“Como ciudadano nos perjudica mucho, perdemos tiempo que no tenemos. Todos tenemos derecho a expresarnos, pero no a costa de los derechos de los demás”, declaró un habitante afectado por estos actos.
Normalistas continúan vandalizando en diferentes estados del país
Este tipo de agresiones no es nuevo. Apenas dos días antes, en el Estado de México, supuestos normalistas de Tenería secuestraron 13 autobuses junto con sus conductores y saquearon camiones de carga. En otro incidente, el 13 de octubre, en la carretera Morelia-Pátzcuaro, presuntos normalistas quemaron una patrulla y vehículos repartidores.
La lista de acciones violentas por parte de normalistas es extensa. Desde la quema del Congreso local en Guerrero hasta el ataque al Palacio de Gobierno Estatal en Chiapas, los estudiantes han utilizado la protesta como pretexto para cometer delitos, afectando a la sociedad. A pesar de la gravedad de estos hechos, la falta de sanciones ha permitido que estos grupos sigan actuando con total impunidad.
La comunidad afectada demanda justicia y exige que las autoridades determinen responsabilidades. Sin embargo, la decisión política de no intervenir por tratarse de estudiantes ha perpetuado una situación que ya lleva varios años y que aún no se le ve fin.