Hechos, no palabras. Con mil pesos en mano, Ilse Lorena Trejo salió al mercado para comprobar hasta dónde rinde el dinero en medio del alza de precios causada por la inflación . Esto fue lo que sucedió.
Huevos: el primer golpe al bolsillo
El huevo, uno de los productos básicos, ha experimentado un alza significativa. Isidoro, comerciante local, señala que el precio pasó de 36 a 54 pesos por kilo. Con esta cifra, apenas se logran comprar 18 huevos por 54 pesos, dejando 946 pesos para el resto de la compra.
Carnes: lujo para pocos
En el área de cárnicos, la situación no mejora. Héctor, vendedor de pollo, comenta que el kilo de pierna con muslo bajó ligeramente de 60 a 50 pesos, pero el alivio es mínimo frente al resto de los precios.
Francisco, comerciante de res, revela que el bistec ha subido de 200 a 238 pesos por kilo, aumentando cada tercer día. La chuleta aplanada tampoco se salva, subiendo de 120 a 140 pesos por kilo, según Teresa, otra vendedora.
Verduras: aliadas de la economía familiar
Para estirar el presupuesto, muchos recurren a las verduras. Paola, comerciante , enumera los precios: jitomate, papa, cebolla, zanahoria y chile serrano suman 140 pesos. El limón, por su parte, subió de 30 a 38 pesos por kilo.
Abarrotes: la canasta básica inalcanzable
En el local de abarrotes, el gasto suma rápidamente: arroz, frijol, aceite, azúcar, sardinas, atún, sopa, papel higiénico, jabón y 5 litros de leche alcanzan un total de 347 pesos. Rodrigo, el comerciante, destaca que los precios cambian cada 15 días, especialmente en la leche, que pasó de 19 a 21 pesos por litro.
Lo que nunca puede faltar: tortillas y resignación
Con solo 31.50 pesos restantes, las tortillas son imprescindibles. A 21.50 pesos por kilo, apenas se puede comprar poco más de un kilo. Guillermina Alfaro, ama de casa, resume la situación: “Mil pesos ya no alcanzan para una semana. Apenas rinden para dos o tres días comprando lo básico”.
La cruda realidad
Este ejercicio revela que con mil pesos no es posible cubrir la canasta básica. Faltan frutas, pan y otros esenciales. Las amas de casa hacen magia, pero cada día es más difícil alimentar a una familia sin sacrificar calidad o cantidad.
Esta es la realidad de miles de mexicanos que, pese a los aumentos salariales, ven cómo su poder adquisitivo se desvanece entre los pasillos del mercado.