El Popocatépetl, la montaña humeante de México, despierta constantemente y nos lo recuerda con sus emisiones de ceniza volcánica que, hoy sabemos, llega hasta los alvéolos, es decir, los pequeños sacos de aire de nuestros pulmones.
Sin embargo, ese material no solo se queda ahí, también alcanza el tracto digestivo. Te explicamos qué es lo que pasa.
De acuerdo con un estudio encabezado por el investigador asociado del Instituto de Geofísica de la UNAM, Benedetto Schiavo, una vez que alguna sustancia es absorbida puede ir al torrente sanguíneo y generar alteraciones sistémicas en cualquier parte del organismo.
El doctor en Ciencias de la Tierra detalló que las capaces de acceder al cuerpo son las llamadas “partículas finas”, que son menores a 2.5 micras (PM 2.5). Además, las extremadamente finas, es decir, las menores a cien nanómetros (mil veces más pequeñas que un cabello humano).

¿De qué están formadas las cenizas volcánicas?
Los materiales volcánicos están formados por moléculas que pueden afectar la salud desde el momento que entran en contacto con nuestro cuerpo, menciona el investigador en el Instituto de Geofísica de la UNAM.
La ceniza está formada principalmente por los metales pesados que resultan nocivos para la salud humana: arsénico, cadmio, cromo, cobre, plomo, níquel y magnesio son algunas sustancias químicas que pueden llegar al torrente sanguíneo, generando alteraciones en el sistema respiratorio y gastrointestinal.
Específicamente, porque llegamos a consumir alimentos que están contaminados de ceniza o sin darnos cuenta, inhalamos restos diminutos por la boca.
¿Cuáles son los síntomas por ingerir cenizas del Popocatépetl?
Miles de personas viven en áreas volcánicas y las personas más vulnerables a la contaminación ambiental por las emisiones son adultos mayores, niños, personas con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diabetes.
Entre los síntomas más comunes de algún daño por el consumo o contacto con las cenizas están:
- Irritación en la piel, ojos y garganta
- También dolor de cabeza
- Latidos irregulares
- Dificultad para respirar
- Infartos de miocardio no mortales
- Incluso llega a provocar la fiebre de vapores de metal.

La actividad del Popocatépetl; recomendaciones para proteger la salud

Durante el año 2000, el Popocatépetl tuvo una actividad sísmica y constante de largas erupciones explosivas que llegaron a provocar lluvias de ceniza alrededor de Santiago Xalitzintla y San Pedro Benito Juárez.
Esas localidades alcanzaron a observar lava, erupciones continuas y trazos de escombros incandescentes.
Como medida de precaución, se recomienda atender las instrucciones de las autoridades de Protección Civil y en la siguiente liga puede seguirse el monitoreo y actualización de semáforo del volcán: https://www.gob.mx/cenapred
En caso de emisiones de ceniza volcánica, el Instituto Nacional de Salud Pública hace estas recomendaciones para reducir los efectos negativos en la salud:
- Prestar atención al semáforo de alerta volcánica y al índice de calidad del aire
- Reducir las actividades físicas intensas al exterior
- Usar mascarilla en caso de emisiones altas de cenizas
- No consumir alimentos contaminados por ceniza volcánica
- Incrementar prácticas de higiene personal
El experto del Departamento de Vulcanología aclaró que en México el Popocatépetl, el volcán de Colima y el Chichón, en Chiapas, son los principales monitoreados con diferentes técnicas al mismo tiempo; aunque hay otros que tienen una red sísmica.
Se vigilan las emisiones de gas, número de explosiones o exhalaciones, y las emisiones de ceniza.