Con “Dalila” cerca, Acapulco revive el miedo de “Otis” y la falta de preparación

Con la tormenta tropical “Dalila” acercándose a las costas del Pacífico, Acapulco revive el temor que dejó el huracán “Otis”, uno de los fenómenos más destructivos que ha vivido el puerto en años recientes. Aunque “Dalila” no ha tocado tierra, las fuertes rachas de viento y el mar de fondo que ya lleva más de una semana, obligaron a cerrar por completo la navegación menor. Esto afecta directamente a embarcaciones turísticas y de pescadores, un duro golpe para una ciudad que sigue intentando levantarse.

El ayuntamiento de Acapulco anunció que tiene 34 refugios temporales activos, incluyendo la escuela primaria “Artículo 123" ubicada en la popular Unidad Habitacional El Coloso. Sin embargo, la falta de equipamiento básico en estos espacios genera preocupación.

Omar Zavala, docente del plantel, advierte que aunque el edificio cumple con ciertas condiciones estructurales, no hay colchonetas, agua, ni cobijas. “La escuela siempre ha sido usada como refugio, pero improvisadamente. Si ya está en la lista, lo mínimo es que se equipe como tal”, reclamó.

La incertidumbre entre la población también crece por la falta de información oficial clara. Felipe Romero, habitante de Acapulco, reconoce que ha escuchado sobre los refugios, pero no sabe exactamente dónde están ni cómo llegar a uno en caso de emergencia. “He oído que hay uno cerca del DIF, pero la verdad no tengo idea de cómo funciona”, comentó.

En medio del mal clima y la ansiedad colectiva, la desaparición del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN) sigue generando dudas sobre qué pasará si un huracán golpea con fuerza nuevamente. Sin un fondo específico, la capacidad de respuesta del gobierno ante una posible tragedia como la de “Otis” está en entredicho.

Cada vez que el cielo se nubla y el mar se agita, los acapulqueños recuerdan el caos de “Otis": techos volando, calles inundadas y miles de familias damnificadas. Ahora, con “Dalila” en el horizonte, el miedo no solo es al viento o al agua, sino a quedar desprotegidos otra vez por la falta de recursos, de información y de un plan real de protección.