Guerrero enfrenta crisis por desplazamiento forzado

El crimen organizado le ha arrebatado sus tierras a habitantes en Guerrero; han tenido que sufrir del desplazamiento forzado y ninguna autoridad los escucha.

Por: Federico Anaya y Jesús Herrada

El estado de Guerrero atraviesa por una crisis de desplazamiento forzado. Las víctimas que han tenido que huir de sus casas por amenazas del crimen organizado, se atrevieron a hablar con Fuerza Informativa Azteca, pero bajo el anonimato, ya que temen represalias.

“Pues por miedo a que nos puedan hacer algo, porque así ha pasado. Muchos comentarios han hecho las denuncias y como ahorita una entrevistas y a veces hasta por eso les quitan la vida”, dijo una víctima de desplazamiento.

Los testimonios de las víctimas de desplazamiento forzado en el estado de Guerrero, como en todo el país, son voces de una estadística dolorosa.

“Es un problema muy grave que enfrenta el estado de Guerrero con el desplazamiento, es el primer estado con un número más alto de desplazamiento forzado. En 2020 la cifra eran 300 mil desplazados”, dijo la activista Teodomira Rosales.

Crimen los quería obligar a trabajar con ellos

Una mujer y su familia son parte del éxodo de cien familias que en 2018 huyeron de la comunidad de Los Morros, en el municipio de Leonardo Bravo. Ahora viven en Chilpancingo.

“Nos salimos como andábamos pues, con la ropa que andábamos. Fue por miedo, por miedo porque decían que el que no se quisiera meter a trabajar con ellos, a las mujeres la iban a usar como mujeres de ellos, a los hombres los iban a cargar con ellos trabajando. Disque según son policía comunitaria pero son sicarios”, señala la víctima de desplazamiento forzado.

Ahora sobreviven como pueden, rentan donde pueden y para lo que les alcanza. Hace seis años eran ejidatarios poseedores de 10 hectáreas de tierra que sembraban. De esa tierra, el crimen organizado arrancó sus raíces.

“Nosotros tenemos de qué vivir allá, pero se les quedó. Nosotros teníamos como diez. Aquí no tenemos nada, ni esta silla es mía”, lamentó.

La comunidad de Los Morros desapareció y ahora todos viven regados. Unos están en Chilpancingo, otros en Cuernavaca, otros en la Ciudad de México o en Estado Unidos.

Los desterrados no han sido escuchados a pesar de que han tocado las puertas de Palacio Nacional. “Cuando fuimos a ver a López Obrador como le suplicamos y nunca nos dio la cara”, dijo una de las víctimas.

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