La anticipación de unas merecidas vacaciones , ese ansiado momento de liberación del estrés cotidiano, a menudo se ve empañado por la aparición de enfermedades. Esta curiosa fenomenología tiene un nombre: la enfermedad del ocio. Pero, ¿de verdad existe una explicación científica detrás de este inoportuno padecimiento?
¿Cómo afecta el estrés a nuestro sistema inmunológico?
Desde el campo de la inmunología, se nos ofrece una perspectiva esclarecedora: nuestro sistema inmunitario y el sistema nervioso central mantienen una comunicación constante. Cuando experimentamos estrés , este se transmite a nuestras defensas, volviéndonos más propensos a las infecciones.
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Esto se evidencia en situaciones de estrés agudo, como por ejemplo, épocas de exámenes, donde la respuesta inmunitaria se ve suprimida; sin embargo, en el día a día, el estrés crónico puede tener un efecto distinto, marcado por la adrenalina, que en ciertas dosis puede resultar beneficioso para nuestro sistema inmunológico.
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¿Por qué nos enfermamos cuando llegan las vacaciones?
Además, existe un delicado equilibrio entre estas dos señales de estrés: la adrenalina del estrés agudo y el estrés crónico. Cuando finalmente nos enfrentamos al merecido descanso, la ausencia de estrés agudo deja predominante al estrés crónico, lo que puede resultar en una inmunosupresión y, por ende, un descenso en nuestras defensas. Visto desde un ángulo más convencional, es como si nuestro cuerpo, tras soportar una carga excesiva de estrés cotidiano, decidiera finalmente darse permiso para enfermar.
¿Cómo influyen los picos de estrés en este proceso?
Desde una perspectiva psicológica, los picos de estrés también juegan un papel crucial. Después de trabajar en exceso, nuestro cuerpo parece alcanzar un límite en el momento en que finalmente podemos descansar y prefiere enfermarse durante este período de relajación porque se siente menos vulnerable.
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¿Qué dicen los expertos al respecto?
La ciencia aún no ha llegado a conclusiones definitivas sobre este fenómeno; no obstante, también se ha planteado la posibilidad de que los cambios asociados con las vacaciones, como los nuevos entornos, alimentos y mayor exposición a multitudes, puedan contribuir al aumento de enfermedades durante este período.