“La gente, los doctores, no entienden la magnitud de que tu hijo quiera atentar contra ti […] Te ahorque, te lastime y que no sabes en ese momento qué es lo que vaya a pasar o hasta dónde vaya a llegar.”
Este es el testimonio de Sandra López, madre soltera de Santi de 12 años de edad, quien fue diagnosticado con autismo atípico a los 4 años. Desde pequeño comenzó a presentar episodios de ansiedad y violencia, y ha ido evolucionando con el paso del tiempo. Si bien lo podemos considerar un niño, podríamos decir que tiene la fuerza de un hombre adulto. Lo que lo ha convertido en un peligro para él y su familia.
Santi sufre de 2 a 3 crisis diarias. Mayormente en presencia de su abuela y bisabuela, ya que Sandra pasa gran parte del día fuera de casa trabajando. Imagínense, dos mujeres de la tercera edad tratando de controlar a una persona que las duplica en peso y tamaño, cuidando de ellas y de él a la vez. Por ello en la casa procuran no tener muebles ni objetos con los que él puede hacerse daño. No hay puertas, bases de cama, apenas unos burós para poner y guardar cosas. Además, constantemente deben vigilar las ventas, ya que Santi ha intentado aventarse de ellas varias veces.

Es un modo de vida lleno de estrés y frustación. Donde ves a un familiar, prácticamente al que más amas por ser tu hijo, acabarse y dañarse a sí mismo, sin tener forma de ayudarlo. “Yo sé que no lo hace consiente. Más ese es mi dolor, porque la gente le platico y no entiende la magnitud”, nos dijo Sandra en entrevista.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 160 niños en el
mundo son diagnosticados con trastornos del espectro autista (TEA). En México, se calcula que existen al menos 400 mil niñas y niños con esta trastorno. Algunos de ellos pueden llevar una vida normal, pero muchos otros deben someterse a tratamientos y medicación que resultan bastante caros.
Santi recibe atención médica en el Hospital Psiquiátrico “Dr. Juan N. Navarro”. No obstante, Sandra considera que no le dan el tratamiento adecuado que lo ayude a bajar los niveles de ansiedad y violencia. Por lo que considera necesaria la opinión de otro especialista y para ello, se comunicó con A Quien Corresponda en busca de asesoría y tratamiento gratuito para su hijo, ya que ella no cuenta con los recursos económicos para hacerlo.
El caso de Sandra y el pequeño Santiago es un ejemplo de valentía y coraje, pero que está llegando a su límite y lo peor, podría terminar en tragedia de no hacerse algo al respecto. Esta familia merece vivir en paz y armonía y eso no exime a Santi, él no tiene la culpa ni es consiente de su actuar, pero requiere de ayuda urgente para alcanzar una vida digna, a un alto nivel de salud física y mental. Como todo ser humano, como tú, como yo.