¡Revive lo mejor del primer capítulo de El Peso del amor!

Bajo la lluvia, un corazón roto encuentra refugio en unos ojos que aún no sabe que serán su hogar.

K-Siete
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Ju‑eun fue alguna vez la imagen de la perfección, admirada por su belleza y envuelta en el cálido afecto de quienes la rodeaban. En medio de esa luz, conoció a su primer amor, y con él, selló una promesa de amor eterno.
Ju‑eun fue alguna vez la imagen de la perfección, admirada por su belleza y envuelta en el cálido afecto de quienes la rodeaban. En medio de esa luz, conoció a su primer amor, y con él, selló una promesa de amor eterno.
Crédito: MBC
Impulsada por la esperanza, Ju‑eun juró convertirse en abogada. Y lo logró. A pesar del paso de los años, de los cambios que la vida trajo consigo, ella brilló con la fuerza de una mujer determinada.
Impulsada por la esperanza, Ju‑eun juró convertirse en abogada. Y lo logró. A pesar del paso de los años, de los cambios que la vida trajo consigo, ella brilló con la fuerza de una mujer determinada.
Crédito: MBC
Pero con el tiempo, su reflejo ya no coincidía con lo que los demás esperaban. Aunque su éxito seguía firme, su cuerpo cambió, y con él, también cambió el amor que creía inquebrantable.
Pero con el tiempo, su reflejo ya no coincidía con lo que los demás esperaban. Aunque su éxito seguía firme, su cuerpo cambió, y con él, también cambió el amor que creía inquebrantable.
Crédito: MBC
Aquella noche, mientras el corazón de Ju‑eun latía con ilusión por un aniversario más, no imaginaba que estaba a punto de ser herida en lo más profundo. Él la dejó. Sin explicación que la consolara, solo la frialdad de un adiós.
Aquella noche, mientras el corazón de Ju‑eun latía con ilusión por un aniversario más, no imaginaba que estaba a punto de ser herida en lo más profundo. Él la dejó. Sin explicación que la consolara, solo la frialdad de un adiós.
Crédito: MBC
Rota, pero digna, Ju‑eun decidió seguir adelante. Su corazón temblaba, pero su voluntad no se rendía. Tenía trabajo, un viaje que cumplir, y aunque dolía respirar, se obligó a caminar con la frente en alto.
Rota, pero digna, Ju‑eun decidió seguir adelante. Su corazón temblaba, pero su voluntad no se rendía. Tenía trabajo, un viaje que cumplir, y aunque dolía respirar, se obligó a caminar con la frente en alto.
Crédito: MBC
En ese vuelo, el destino la empujó a un límite inesperado. Las pastillas, el cansancio y el corazón roto fueron una mezcla peligrosa. Su cuerpo cedió. Y fue entonces que él apareció: Young‑ho, como si el universo lo hubiese enviado justo a tiempo.
En ese vuelo, el destino la empujó a un límite inesperado. Las pastillas, el cansancio y el corazón roto fueron una mezcla peligrosa. Su cuerpo cedió. Y fue entonces que él apareció: Young‑ho, como si el universo lo hubiese enviado justo a tiempo.
Él no dudó. Con firmeza y sin pudor, despojó a Ju‑eun de aquello que la asfixiaba y la ayudó a respirar de nuevo. Ella abrió los ojos y lo primero que vio fue su mirada: serena, fuerte, amable.
Él no dudó. Con firmeza y sin pudor, despojó a Ju‑eun de aquello que la asfixiaba y la ayudó a respirar de nuevo. Ella abrió los ojos y lo primero que vio fue su mirada: serena, fuerte, amable.
Desconcertada, confundida, y aún temblando, Ju‑eun intentó entender qué había pasado. Pero Young‑ho le habló con una calma que la desarmó. Era la voz de alguien que no juzgaba. Solo quería ayudar.
Desconcertada, confundida, y aún temblando, Ju‑eun intentó entender qué había pasado. Pero Young‑ho le habló con una calma que la desarmó. Era la voz de alguien que no juzgaba. Solo quería ayudar.
Al llegar, sus caminos parecían separarse. Ju‑eun fue al hospital, cargando con el eco de una muerte evitada y la suave huella de aquel que le devolvió el aliento.
Al llegar, sus caminos parecían separarse. Ju‑eun fue al hospital, cargando con el eco de una muerte evitada y la suave huella de aquel que le devolvió el aliento.
En la habitación blanca, su celular vibró con un mensaje: él, su ex, pedía verla. El corazón de Ju‑eun se estremeció. Contra todo instinto, escapó de las sábanas frías y corrió a buscar respuestas.
En la habitación blanca, su celular vibró con un mensaje: él, su ex, pedía verla. El corazón de Ju‑eun se estremeció. Contra todo instinto, escapó de las sábanas frías y corrió a buscar respuestas.
Crédito: MBC
Pero al llegar, la verdad la golpeó como un viento helado. No era un reencuentro de amor. Era la escena de una traición: él estaba con otra. Sin remordimientos, sin vergüenza. Ju‑eun, rota una vez más, solo pudo mirar.
Pero al llegar, la verdad la golpeó como un viento helado. No era un reencuentro de amor. Era la escena de una traición: él estaba con otra. Sin remordimientos, sin vergüenza. Ju‑eun, rota una vez más, solo pudo mirar.
Crédito: MBC
Su mundo se hizo gris. Sus pasos no sabían a dónde ir. Caminó sin rumbo, como si la noche pudiese borrar el dolor. Pero el destino, generoso y atento, aún no había terminado con ella.
Su mundo se hizo gris. Sus pasos no sabían a dónde ir. Caminó sin rumbo, como si la noche pudiese borrar el dolor. Pero el destino, generoso y atento, aún no había terminado con ella.
En la sombra de una calle solitaria, un extraño comenzó a seguirla. Su respiración se aceleró, su miedo se volvió real. El peligro se acercaba, y ella, tan frágil, parecía rendirse.
En la sombra de una calle solitaria, un extraño comenzó a seguirla. Su respiración se aceleró, su miedo se volvió real. El peligro se acercaba, y ella, tan frágil, parecía rendirse.
Pero justo cuando parecía que no podía más, Young‑ho apareció otra vez. Como un faro en la tormenta, se colocó entre ella y el miedo, y con un simple paraguas, la cubrió del mundo.
Pero justo cuando parecía que no podía más, Young‑ho apareció otra vez. Como un faro en la tormenta, se colocó entre ella y el miedo, y con un simple paraguas, la cubrió del mundo.
Esa noche, bajo la lluvia, Ju‑eun no necesitó palabras. En el silencio compartido, supo que algo había cambiado. Que en medio del dolor, el destino le había regalado una segunda oportunidad, quizá no para volver a amar… sino para volver a creer.
Esa noche, bajo la lluvia, Ju‑eun no necesitó palabras. En el silencio compartido, supo que algo había cambiado. Que en medio del dolor, el destino le había regalado una segunda oportunidad, quizá no para volver a amar… sino para volver a creer.
Crédito: MBC

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