La victoria de la Selección Mexicana Sub-17 ante Argentina en el Mundial de Qatar 2025, no solo es importante por lo que representa vencer a uno de rivales más encarnizados que tiene el cuadro mexicano, también abre la puerta a la posibilidad de alcanzar el campeonato en este torneo.
La Selección Mexicana Sub-17 ha forjado una historia llena de mística, talento y casualidades que parecen escritas por el destino. Y una de ellas es contundente: cada vez que México abre la ronda definitiva de un Mundial Sub-17 venciendo a un rival latino, termina llegando a la final… y alzando el título mundial. Pasó en 2005 ante Costa Rica y se repitió en 2011 contra Panamá, los dos torneos donde el Tri juvenil se coronó campeón del mundo.
Esta curiosa cábala, llena de sabor latino y mística tricolor, se ha convertido en un símbolo de las hazañas del equipo mexicano Sub-17, una categoría que ha regalado dos títulos inolvidables y otras dos finales dramáticas.
2005 y 2011: cuando México inicia vs latinos… México es campeón
En Perú 2005, México inició su camino en cuartos de final ante Costa Rica, un duelo sufrido que se fue hasta tiempos extra. El cuadro azteca remontó y terminó ganando 3-1, antesala perfecta para la histórica final en Lima, donde venció 3-0 a Brasil y conquistó su primer título mundial Sub-17.
Seis años después, en México 2011, la historia volvió a escribir un capítulo similar. Tras la fase de grupos, el primer rival en eliminación directa fue Panamá, en octavos. México ganó 2-0 y encendió el camino hacia una final soñada en el Estadio Azteca, donde derrotó 2-0 a Uruguay para obtener su segundo campeonato mundial.
La coincidencia es clara: cuando México Sub-17 abre la fase definitiva contra un país latino, el Trofeo se viste de verde.
2013 y 2019: finales sin título, pero con identidad intacta
En Emiratos Árabes 2013, el cuadro verde inició la fase final venciendo a Italia, y en Brasil 2019, derrotando a Japón. En ambos casos avanzó hasta la final, aunque esta vez sin la cábala latina: Nigeria y Brasil fueron verdugos.
Aun así, estos procesos consolidaron un sello inconfundible: México Sub-17 siempre compite, siempre aparece y casi siempre está en la última instancia. Cuatro finales en 14 años lo confirman.
