Supersticiones, cábalas o costumbres, cada quien las llama a su manera, pero de que son una constante en el mundo del futbol, nadie tiene dudas. Y en Sudamérica, mucho más. Con base en esas premisas, el Palmeiras eligió en dónde entranará esta tarde, previo al duelo de este martes, por la ida de las semifinales de la Copa Libertadores contra River Plate.
Los paulistas eligieron realizar su práctica en la cancha auxiliar del Nuevo Gasómetro, estadio de San Lorenzo de Almagro. ¿Qué tiene de llamativo esto?, pues que en los últimos años se volvió una costumbre para los rivales de River Plate entrenar en las instalaciones de Boca Juniors, el eterno rival del conjunto millonario.
Pero el equipo que dirige el portugués Abel, determinó no continuar con esta costumbre. Y el motivo es muy sencillo: consideran que entrenar en Casa Amarilla es de mala suerte. Todo esto respaldado por los malos resultados obtenidos por los diversos clubes que han caído ante River en los últimos años.
Tigres, por ejemplo, utilizó la sede de Boca previo a la final del 2015 y cayó 3-0 en el partido de vuelta en el Monumental. En 2016, fue Independiente de Santa Fe la víctima de Marcelo Gallardo y compañía. Los colombianos no solo se ejercitaron en las canchas de Boca, sino que además se hospedaron en el hotel xeneize.
En 2017, el Jorge Wilstermann de Bolivia se comió ocho en el Monumental y, sí,adivinaron, el día anterior se entrenaron en territorio boquense. En 2019, Cerro Porteño sufrió el mismo destino y, el año pasado fue el Sao Paulo de Dani Alves otro de los que cayeron ante esta supuesta maldición.
Ese historial negativo provocó que los del Verdao no dudaran en elegir las instalaciones de San Lorenzo de Almagro. Pero la realidad indica que River Plate no venció a esos equipos por una especie de macumba, sino por el alto nivel y el buen juego que despliega partido a partido.
