La conversación sobre ascenso y descenso en la MLS vuelve a la mesa, y esta vez no proviene de analistas ni aficionados, sino del propio comisionado Don Garber. En pleno marco del sorteo de la Copa Mundial de la FIFA 2026, el líder de la Major League Soccer admite que el sistema podría adoptarse algún día, aunque advierte que está “a años o incluso décadas de distancia”. Aun así, sus palabras reavivan un debate que toca el futuro económico y competitivo del fútbol estadounidense.
Un sistema cerrado que enfrenta presión externa
Desde su creación en 1996, la MLS opera bajo un modelo cerrado sin riesgo de descenso. Hoy cuenta con 30 equipos, incluido el nuevo club de San Diego, que pagó 500 millones de dólares por su lugar en la liga. Garber recalca que los propietarios han invertido cientos de millones en estadios, academias y complejos deportivos, razón por la cual un sistema de ascenso y descenso en la MLS podría poner estas inversiones en riesgo.
Sin embargo, reconoce que el ecosistema del fútbol en Estados Unidos está cambiando. La USL, por ejemplo, proyecta lanzar una liga con promoción y descenso desde 2027–28. Su estructura actual —una División 2 con 24 equipos, una División 3 en expansión y múltiples clubes semiprofesionales— ya comienza a presionar a la MLS a mirar hacia un futuro más abierto.
“Aprendí a nunca decir nunca”, afirma Garber. Y aunque deja claro que el cambio no llegará pronto, la sola posibilidad abre una ventana de transformación profunda.
La MLS entra en una nueva era en 2027
El calendario también cambiará: a partir de 2027–28, la liga adoptará un formato verano–primavera, similar al europeo, un paso que muchos consideran precursor de una estructura más global. Garber asegura que no fue pensado como transición hacia el ascenso y descenso, pero la coincidencia alimenta especulaciones.
El comisionado, además, reconoce que ya existe un proceso de sucesión en marcha dentro de la MLS. Su contrato termina en 2027, justo cuando comienzan las reformas más importantes. El próximo liderazgo podría determinar si la liga avanza hacia un modelo más competitivo o mantiene su estructura tradicional.
Otro punto de tensión es Vancouver. Garber critica la falta de apoyo gubernamental para un nuevo estadio, un detalle que, según él, puede influir en decisiones difíciles sobre el futuro del club.
