La carrera de Diego Sánchez en el futbol profesional es digna de contarse, el apodado ‘Chicha’ con su 1.55 de altura pero con una mentalidad más allá de lo que puedan decir los números nos ha enseñado a que lo imposible no existe. El jugador de los Tigres y seleccionado nacional mexicano sub-20 superó los ‘no puedes’, ‘estás muy bajito’ o ‘no sirves para el futbol’ y ahora, la discusión es hasta dónde puede llegar.
Actualmente vemos la buena realidad que vive el ‘Chicha’, pero no siempre fue así. Su padre, ponía aires acondicionados en su natal Monterrey, mientras que, su madre vendía gelatinas para que su hijo pudiera dedicarse al balompié. Las ‘talachas’ eran el día a día de Sánchez, una vida entre Estados Unidos y México en busca de cumplir el sueño y poder llevar algo de dinero a la casa.
Tigres le abrió la puerta
El conjunto regiomontano confió en su talento y ha estado desde la sub-17 con el club felino. Su talento, el manejo del esférico y su faciliadad para encarar han sido suficiente para que se gane minutos en el primer equipo y que una de las leyendas del equipo; André Pierre Gignan lo arrope como un padre futbolístico.
En el Mundial sub-20 ha destacado junto a una generación que ilusiona al pueblo mexicano, los Gilberto Mora, Obed Vargas, César Garza o Diego Ochoa tienen a la afición de nuestro país al pendiente de lo que sucede en suelo chileno. El ‘Chicha’ brilla con luz propia en el esquema de Eduardo Arce y se ha hecho gigante ante los brasileños, españoles, marroquiés, andinos y en unas horas esperemos que ante la Albiceleste.
20 años del nacido en la Colonia Independencia y un talento que no se mide en su 1.55 sino en la mentalidad de un tipo que sabe que el trabajo duro que vio de sus padres es la vía para el éxito.