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Asia supera a América del Norte: el T-MEC como síntoma de estancamiento regional

Mientras Asia consolida su liderazgo económico a través de cooperación e integración, el T-MEC se debilita bajo el peso del proteccionismo y la falta de visión.

El debilitamiento del T-MEC como síntoma de estancamiento regional; Asia supera a América del Norte
América del Norte desperdicia su ventaja mientras Asia lidera el crecimiento mundial|FIA
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El regionalismo en Asia, los ha convertido en el centro económico más dinámico del mundo, mientras América del Norte tiene una ventaja mayor, pero el proteccionismo la contrarresta. ¿Qué está pasando con el T-MEC?

Asia lidera el crecimiento económico mundial

A pesar de los múltiples obstáculos que persisten —y muy difícilmente desaparecerán— en países del sudeste asiático, como las castas, las jerarquías familiares, la desigualdad de género, el analfabetismo o las burocracias engorrosas, la región logró articular un bloque económico que hoy lidera el crecimiento mundial.

Primero con la ASEAN, creada en 1967, y más recientemente con la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), los países asiáticos comprendieron algo esencial: la cooperación no es una aspiración idealista, sino una herramienta de supervivencia.

La RCEP, que ya representa cerca del 30 % del PIB global, es el resultado de un largo proceso de integración económica y política que permitió a países históricamente vulnerables fortalecerse a través del intercambio y la apertura.

El impulso inicial vino de los procesos de industrialización de mediados del siglo XX -con influencia soviética y, más tarde, con las reformas de apertura impulsadas por Deng Xiaoping en China.

Desde entonces, el libre comercio intrarregional atrajo inversión extranjera, consolidó cadenas de suministro y generó estabilidad política, aun con las tensiones sociales que persisten. En una zona marcada por guerras y rivalidades, el pragmatismo económico sustituyó a la desconfianza histórica.

Mientras Asia consolidó su liderazgo global a través de la cooperación e integración económica, América del Norte desperdicia su ventaja estructural bajo el peso del proteccionismo.

En contraste, América del Norte tiene ventajas estructurales que ningún otro bloque posee: cercanía geográfica entre socios, menores costos logísticos, acceso simultáneo a dos océanos, infraestructura avanzada, seguridad jurídica y confianza internacional.

Todo eso debería bastar para que el T-MEC rivalizara con el dinamismo asiático. Pero la cooperación ha comenzado a resquebrajarse.

El creciente proteccionismo estadounidense, la presión política interna y las tensiones ideológicas han debilitado la confianza que sostenía el acuerdo.

El deterioro del T-MEC afecta a los consumidores

Si bien el gobierno de Claudia Sheinbaum ha reforzado la colaboración en materia de seguridad —particularmente con la entrega de criminales a Estados Unidos—, ese gesto no parece suficiente para equilibrar una relación donde la lógica unilateral domina.

Paradójicamente, el deterioro del T-MEC perjudica también a los consumidores estadounidenses. Pero el actual liderazgo político en Washington ya no busca consenso ni continuidad: gobierna sin la presión de rendir cuentas ante una futura elección.

La disputa por la hegemonía global mantiene un componente ideológico, aunque hoy la economía es el verdadero motor de la competencia. El éxito asiático no radica en la ausencia de conflictos internos, sino en su capacidad para priorizar la interdependencia sobre la rivalidad.

El debilitamiento del T-MEC no es un accidente aislado: es un reflejo del estancamiento político y la falta de visión compartida en América del Norte. Mientras Asia avanza con pragmatismo, nosotros seguimos discutiendo quién gana, en lugar de preguntarnos cómo crecer juntos.