El presidente venezolano Nicolás Maduro aseguró que está dispuesto a movilizar a más de cuatro millones de milicianos armados como respuesta directa a las advertencias de Estados Unidos, que recientemente intensificó su ofensiva contra el Cártel de los Soles y contra su propio régimen.

Las declaraciones de Maduro ocurren en un contexto de gran tensión: tres destructores de la Armada de EU, equipados con misiles guiados, fueron desplegados en aguas cercanas a Venezuela. Según el Pentágono, estos buques de ataque anfibio tienen la capacidad de transportar tropas y ejecutar desembarcos militares en la región.

Medidas de Washington contra el régimen venezolano

La Casa Blanca confirmó que este despliegue es parte de un operativo antinarcóticos en el mar Caribe, cuyo objetivo es interrumpir las rutas del narcotráfico internacional. Funcionarios en Washington sostienen que “el mundo se va a quedar pasmado cuando conozca el nivel de penetración del Estado venezolano en las actividades de narcotráfico internacional y lavado de dinero”.

El congresista republicano de Florida, Carlos Giménez, respaldó las acciones de Trump con un mensaje contundente: “Apoyo todas las medidas que ha tomado el presidente Trump, para eliminar la dictadura y el gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro... También sabemos que las fuerzas armadas de Estados Unidos están alrededor de Venezuela. Así que lo que yo espero es que los días de Nicolás Maduro están contados.”

Respuesta desde Caracas y acusaciones cruzadas

En reacción, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, acusó a Washington de difamar a las máximas autoridades del país. “Están tratando aquí de decir que nuestro Comandante en Jefe es un narcotraficante, que el Ministro de Defensa es un narcotraficante, esa es una falta de respeto al pueblo de Venezuela.”

No obstante, el Departamento de Estado de EU ha sostenido que Venezuela “es un país secuestrado por un grupo de individuos” y que, más que líderes políticos, “son criminales comunes”.

El secretario de Estado Marco Rubio fue aún más tajante: “Esos cárteles se extienden desde el régimen de Maduro en Venezuela, que no es un gobierno legítimo. No reconocemos la legitimidad del régimen de Maduro; es una organización criminal.”

La recompensa por Maduro alcanza cifras históricas

Las tensiones se agravaron cuando Estados Unidos aumentó la recompensa por la captura de Nicolás Maduro a 50 millones de dólares, una cifra inédita en la historia reciente. Nunca antes Washington había ofrecido tanto dinero por la detención de un líder acusado de narcotráfico o terrorismo.

El proceso judicial contra Maduro no es nuevo. En 2020, un tribunal federal en Nueva York lo imputó, junto con varios de sus aliados, por cargos de narcoterrorismo y conspiración para importar cocaína a Estados Unidos. En ese momento, se ofreció una primera recompensa de 15 millones de dólares.

Más tarde, durante el gobierno de Joe Biden, la cifra subió a 25 millones. Ahora, bajo la administración Trump en 2025, el monto se duplicó, reflejando la prioridad que representa el régimen venezolano dentro de la política exterior estadounidense.