¡Viven en una bomba de tiempo! Familias construyen sus casas encima de ductos de Pemex
Las normas indican que deben existir 10 metros entre las casas y los ductos de alta presión bajo tierra de Pemex, para maniobrar en caso de una emergencia.
Millones de familias mexicanas viven encima o a unos metros de los ductos subterráneos que transportan gas LP y otros hidrocarburos de Petróleos Mexicanos (Pemex). La mayoría se ubican en asentamientos irregulares que desde hace décadas, no respetaron la normatividad y que ponen en riesgo su vida y patrimonio.
“Yo creo que el problema fundamentalmente tiene que ver con un problema histórico en México que es la falta de estado de derecho, aunque tenemos una buena normatividad, esta normatividad o no es seguida por las mismas autoridades, o no es respetada por la población”, explicó Luis Miguel Labardini, especialista en la industria energética.
Anita vive entre dos peligros: el tren y los ductos
Doña Anita vive con doble riesgo en la colonia Acueducto Tenayuca, en Tlalnepantla, Estado de México. Por un lado las vías del tren y por el otro están los ductos de Pemex que corren bajo la tierra.
“Pues sí vivimos en este peligro de aquí y vivimos en el peligro de las vías también. Yo vivo así sobre las vías, ahí atrás de esos cuartos está su pobre casa”, dijo Ana Martínez, vecina de ductos de combustible y las vías del tren.
¿Qué dice la ley sobre construir casas sobre ductos?
La Norma Oficial Mexicana de Emergencia del Transporte, por medio de ductos de gas licuado de petróleo y otros hidrocarburos líquidos obtenidos de la refinación del petróleo, señala que al instalar una tubería en una zanja “se deberá guardar una distancia mínima de 10 metros de cualquier edificación”, para poder hacer una maniobra en caso de emergencia. Pero como aquí ocurre, las casas, ya se pasaron de la raya.
La realidad es que en la mayoría de los casos esa normatividad no se respeta, por ejemplo, Fuerza Informativa Azteca realizó la medición entre una vivienda y un señalamiento donde se encuentra un ducto y la distancia es de dos metros con 30.
Una alta demanda de vivienda, pero también la vista gorda de la autoridad, han fomentado durante décadas las invasiones a la franja de seguridad o al derecho de vía de los ductos. “Tenemos la necesidad de vivir bajo estas condiciones, aunque a veces es preocupante”, reconoció Sonia López, vecina de ductos de combustible.
Sin embargo, para el especialista en la industria energética, las autoridades son las que tendrán que hacer algo. “El problema es que la población fue la que atentó contra el estado de derecho en un principio, pero una vez que la población ya está asentada en las inmediaciones del ducto, quien va a tener que moverse es el ducto, no la población ”, afirmó el especialista en la industria energética.