Mientras millones de personas en México esperan por tratamientos y recetas que nunca llegan, reportan más de 200 millones de medicamentos caducos cada año, de acuerdo con la Revista Salud Pública de México.

Lo que debería ser un sistema eficiente para garantizar la salud de los pacientes, se ha convertido en una cadena de desperdicio, negligencia y daño ambiental.

Aunque la cifra oficial es alarmante, expertos advierten que el número real podría ser mucho mayor, ya que no todas las instituciones reportan los medicamentos que se echan a perder o son destruidos fuera de norma.

Sin control ni planeación: el otro rostro del sistema de salud

El doctor Simón Almanza, investigador en farmacología de la UNAM, explica que la raíz del problema está en la mala planeación y la falta de transparencia.

“No te conviene reportar una cifra alta de medicamentos caducos porque implica responsabilidades administrativas y daño patrimonial. Entonces buscan cómo desaparecerlos sin dejar rastro”, advierte. Además, señala que no existe un programa nacional que establezca cómo deben procesarse y destruirse estos productos, lo que deja un vacío legal y operativo que cada estado enfrenta como puede.

El caso Sinaloa: incineran más de una tonelada de medicamentos caducos

Un ejemplo reciente encendió las alarmas. El pasado 29 de octubre, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, ordenó incinerar más de una tonelada de medicamentos caducos al aire libre, pese a que la Ley General de Salud y la SEMARNAT prohíben este tipo de prácticas.

De acuerdo con la normativa, la destrucción de medicamentos debe realizarse mediante empresas certificadas, con supervisión de Cofepris y Profepa, para evitar contaminación o exposición a sustancias peligrosas.

“La Cofepris exige que las instituciones tengan un manifiesto de destrucción. No hacerlo correctamente es una violación que puede sancionarse”, recordó José Antonio Aedo, director general de SINGREM (Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases de Medicamentos).

Daños dobles: al bolsillo y al medio ambiente

El desperdicio farmacéutico no solo representa un gasto multimillonario para el sistema de salud, también genera graves impactos ambientales.

Los fármacos mal destruidos contaminan el agua, el aire y el suelo, además de poner en riesgo a recolectores o personas que manipulan desechos sin protección.

Mientras tanto, pacientes con enfermedades crónicas o graves siguen sin recibir los medicamentos que necesitan, convirtiendo el desperdicio en un símbolo doloroso de la desigualdad sanitaria en México.

Urge responsabilidad y control de medicamentos caducos

Los especialistas coinciden en que México necesita una política nacional de gestión farmacéutica, que incluya desde la planeación de compras hasta la disposición final de los medicamentos. Sin ello, seguirán quemándose recursos, contaminando el ambiente y apagando esperanzas.