El qué y porqué desde Washington
Los inmigrantes demonizados de Europa
Por Armando Guzmán
Italia y Suecia eligieron nuevos gobiernos que hicieron a ambos países a virar violentamente hacia la extrema derecha y eso es importante porque es lo que está abriendo las enormes compuertas de las olas antiinmigrante que están invadiendo a Europa. La nueva franqueza antiinmigrante surgida en los dos países sorprende, porque tanto Italia como Suecia tienen ya años absorbiendo poco a poco a poblaciones diversas de África y de Asia. Eso a través del tiempo les hizo ver que lo que fueron sus poblaciones mayoritariamente homogéneas, están dejando de serlo-- y ahora suecos, italianos y muchos otros nacionales de otros países de Europa, culpan a los inmigrantes de sus problemas entre los que sobresalen las pandillas, el narcotráfico y las olas de violencia.
Curioso y distinto que la cuestión de asilo y migración este teniendo esta transformación porque históricamente, Suecia ha sido un generoso refugio seguro para los refugiados, tanto que es el país que está solo detrás de Canadá y Australia aceptando más refugiados en el mundo. Pero ahora los Demócratas Suecos de extrema derecha con Jimmie Akesson, su nuevo líder de 43 años se ha centrado en la inmigración, para argüir que Suecia es la víctima de crecientes niveles de violencia y crimen de las pandillas y de un abuso del generoso estado de bienestar del país. Por eso dice Akesson, es “hora de poner a Suecia primero”. Si exactamente la misma frase usada por Donald Trump en Estados Unidos.
According to the party Sweden Democrats, "migrants returning to former countries of residence is a solution to segregation" (quote from Swedish media).#sweden #svpol #val2022 pic.twitter.com/fjJI90nj6z
— HumaniumMetal (@HumaniumMetal) October 6, 2022
Esto no es nuevo, la principal propuesta de campaña de los “Demócratas Suecos” fue un plan de 30 puntos diseñado para cambiar a Suecia, y llevarla de ser uno de los sistemas de inmigración más generosos de Europa, a ser el más restrictivo de todo el continente. En Suecia y en Italia hay mucha demagogia de parte de sus nuevos líderes en los partidos de extrema derecha, pero también hay una verdad importante en el centro de su atractivo. La inmigración en muchos países de Europa está fuera de control. Ocurre que, durante ya los últimos 20 años, Suecia aceptó a miles de asilados de las guerras de Siria, Irak y Afganistán, el equivalente del 1,6 % de la población sueca que es de poco más de 10 millones de personas. Eso hizo que muchos suecos se dieran cuenta que en los últimos años los inmigrantes, particularmente, los musulmanes de países devastados por la guerra están teniendo un gran impacto en la política y la sociedad suecas.
“Los Demócratas de Suecia” (Sverigedemokraterna), que es un partido populista de derecha en su fundación en 1988 estuvo políticamente prohibido debido a sus vínculos con los neonazis, es ahora el segundo partido más grande en el Riksdag, el parlamento sueco. Esa nueva mayoría legislativa creo una nueva narrativa vinculando el aumento de inmigrantes predominantemente musulmanes, con la percepción de que los aumentos en delitos violentos y las tensiones en el preciado sistema de bienestar sueco, no son culpa de malos manejos y falta de visión y planeación, sino culpa de los inmigrantes.
Curiosamente, muchos suecos se niegan a aceptar que sus problemas de delincuencia o integración provengan principalmente de fallas en la política socioeconómica o en la burocracia gubernamental; más bien, ellos también se han dejado contagiar culpando a los inmigrantes musulmanes de cambiarles la cultura. Todo lo anterior es importante porque Suecia siempre se jactó de tener una sociedad multicultural. Todo empezó al final de la década de los 1960, cuando Suecia experimentó una inmigración basada en mano de obra.
Los datos del gobierno muestran enormes llegadas de inmigrantes de Irán a fines de la década de 1980 y de Yugoslavia a principios de la década de 1990. Las cifras de inmigración alcanzaron un máximo histórico en 2016, ya que el país, junto con Alemania, optó por una política de fronteras en gran medida abierta hacia los refugiados sirios. Eso llevo a que, a partir del 2021, Suecia llegara a tener más de 196, 000 residentes nacidos en Siria, un número significativo para un país con una población de alrededor de 10 millones.
Es como si a Estados Unidos le inyectaran en ese periodo 5 millones de asilados. En Suecia igual que en muchos otros países europeos el número total de habitantes nacidos en el extranjero ha aumentado rápidamente en las últimas dos décadas, eso llegó ya a representar el 20 por ciento de la población total. Y aunque los sirios constituyen el grupo más grande de inmigrantes, los nacidos en Irak y Finlandia también contribuyen a la población nacida en el extranjero de Suecia.
Italia es un caso parecido en donde Giorgia Meloni se convirtió en el centro de la atención mundial cuando se dijo que con ella y su partido estaban regresando con el fascismo de la derecha, no visto en Italia desde Benito Mussolini. Esta nueva derecha italiana al igual que la de Mussolini el siglo pasado es categórica, y aunque dice que luchará contra todas las formas de antisemitismo y fundamentalismo islámico, afirma también que su nueva misión es luchar contra la inmigración irregular. La nueva derecha quiere bloquear a los barcos que transportan inmigrantes del norte de África al sur de Italia. Su objetivo es gestionar los flujos legales de inmigración de manera ordenada. El líder del partido, Fratelli d’Italia, también quiere promover la inclusión social y laboral de los inmigrantes regulares. Las derechas políticas en Italia y en Suecia se dejaron contagiar con la ideología y hasta la oratoria de Donald Trump de poner a Estados Unidos por delante de cualquier otro país. “Make America First Again”. Pero hay que recordar que Estados Unidos es diferente a Europa en donde la proximidad entre países hace que las identidades nacionales sean étnicas, religiosas y culturales. La identidad estadounidense es política y arraigada en el ideal de un solo país, con solo una identidad. Estados Unidos fundado y poblado por inmigrantes exige que la identidad sea americana y que la asimilación ocurra a través de las generaciones.
Estados Unidos no duda que puede absorber a gente nacida en el extranjero, y de hecho es la única gran potencia económica que puede hacerlo si quiere, y eso es curioso porque el porcentaje de población estadounidense nacida en el extranjero ha subido en forma casi uniforme en los últimos 50 años a casi el 20%. Lo que está ocurriendo en Europa con la instalación de la extrema derecha nos debe servir para alertarnos del regreso de nuestra propia extrema representada por Donald Trump. Millones de estadounidenses creen que tenemos en la frontera sur, no una crisis de desorganización y falta de orden migratorio… sino una clara invasión en donde millones de invasores latinoamericanos y del mundo entero cruzan corriendo la frontera ilegalmente todos los días.
Cuando usted lo ve así… el miedo se justifica… dice Donald Trump En la frontera el proceso de asilo y de inmigración ordenada es hoy completamente disfuncional. Ya estaba obstruido y carecía de personal, y el presidente Trump deliberadamente lo atascó aún más. El presidente Joe Biden prometió poner orden al sistema de inmigración con un sistema legal actual, más rápido y más predecible, pero una forma más dura y efectiva de restringir la inmigración ilegal. Han pasado casi 2 años y esa promesa como muchas nunca siquiera resurgieron como idea o como discurso y eso va a agravar el problema porque la derecha populista está usando ya estos temas para ganar control del congreso en noviembre. Por eso es importante ver que ocurrió en Italia y en Suecia, en donde la inmigración fue utilizada como vehículo para ascender al poder político. El último punto es que los europeos tienen razón en preocuparse de que sus inmigrantes se hayan volteado contra ellos dentro de sus mismos países. Los inmigrantes del mundo entero sabemos y queremos integrarnos en las nuevas sociedades a las que llegamos a hacer nuestra nueva vida, pero necesitamos ayuda en esa integración. Italia, y Suecia y Europa en general tiene mucho que resolver en ese sentido… y les valdría más integrar a esos migrantes, que seguirlos demonizando.