Ciudad de México.- Hace diez años un operativo policiaco interrumpióla celebración por el fin de cursos que se llevaba a cabo en una discotecaen la colonia Nueva Atzacoalco, en la ciudad de México.
Ingrid Estephanie Tapia Maya, entonces de 16 años, se encontrabaen el News Divine, un lugar frecuentado por jóvenes, estudiantes de secundariay preparatoria, de esa zona de la delegación Gustavo A. Madero. Diez añosdespués volvió a ese sitio que marcó su vida y la de otras 13 familias.
“Al centro estaba ubicada en la pista de baile, de lado izquierdo estabala barra, al lado la puerta que estaba clausurada con cartones de cerveza”.
Aquel 20 de junio de 2008, Ingrid estaba en el News Divine cuandopolicías de la Secretaría de Seguridad Pública irrumpieron en el sitio bajo elpretexto de que ahí se vendía alcohol a menores.
“Todo el alboroto comenzó porque en la parte de arriba empezaron aventargas lacrimógeno, muchos chavos se espantaron y demás, ya muchos policías queestaban entre los jóvenes en la pista y alrededores les empezaron a pegar”,recuerda la joven.
Los policías empujaron la puerta y aprisionaron a los jóvenes paraevitar que escaparan, pero convirtieron la salida en una trampa mortal.
“Aventaron gas, todos intentamos salir, empujando hasta tratar de salir,empezaron a salir corriendo, yo me quedé atrapada, me empezó a faltar larespiración y ya desperté en el hospital de La Villa”.
Nueve jóvenes y 3 policías murieron aplastados y asfixiados aquellatarde, pero hoy sólo el dueño del bar está preso.
“En realidad son 10 años que pasaron y para nosotros es como si hubierapasado ayer y aparte de eso la justicia no ha hecho nada”, dice Martín RochaSánchez, padre de Érika Janet Rocha, de 13 años, una de las víctimas deloperativo policiaco.
La historia del News Divine es un relato de impunidad, a una década delos hechos, sólo una persona está en la cárcel por los sucesos, Alfredo Maya,el propietario, a quien se condenó a 24 años de cárcel por vender alcohol amenores de edad.
Los responsables del operativo y quienes lo ordenaron fueron acusadospor la mala planeación, pero ninguno purgó penas de cárcel.
“Desafortunadamente con el paso de los años se olvidan las cosasimportantes, pero uno de los resultados que la Comisión evidenció es que eseoperativo era ilegal”, dijo en entrevista el abogado Luis González Plascencia,quien era presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federalcuando ocurrió esa tragedia.
“Ese operativo jamás debió haberse hecho, estaba plagado de policíasarmados hasta los dientes que iban por jóvenes”, agrega.
Ni el jefe de la policía, Joel Ortega, ni sus subordinados o mandosmedios, fueron acusados por la Procuraduría de Justicia de la ciudad. Sólo seacusó a jefes de sector, a quienes la Suprema Corte de Justicia de la Naciónexoneró bajo el argumento de que ellos no planearon la operación.
“Lo que encontrado es mucha burla, mucho impotencia falta de justicia, adiez años no hay un solo responsable por la muerte de mi hijo, entonces estamosen un país de la impunidad, he encontrado burlas por parte de FranciscoChiguil” (delegado en Gustavo A. Madero y hoy candidato a alcalde por la mismademarcación), dice Carmen Rivas, madre de Manuel Amador, elemento de seguridad,fallecido a los 24 años cuando trataba de ayudar a los jóvenes a salir dellugar.
Algunos protagonistas desaparecieron de la vida pública, otros siguen,como Chiguil.
Pero quienes sufrieron aquella tarde no olvidan.
“Mucha tristeza, me da mucho coraje, la impunidad quisiera que se hagajusticia, yo personalmente declaro culpable el señor Chiguil porque él firmó lareapertura de este antro, si no lo hubiese firmado nada de esta tragediahubiera pasado”, concluye Estephanie Tapia sobre esta herida que diez añosdespués aún no cierra.
