La confianza en las parejas es la base de cualquier unión y el pilar que sostiene la intimidad emocional. Confiar en quien tienes al lado permite que el amor perdure y que la conexión se mantenga fuerte a largo plazo. Por eso, es fundamental no pronunciar ciertas frases que producen el efecto contrario.
Psicólogos de Harvard realizaron un estudio donde identificaron cuáles son esas palabras que, si se dicen, pueden minar la confianza y afectar seriamente la relación. Conocerlas y evitarlas es clave para cuidar el amor y mantener una unión sólida y duradera.
1. “¿Me amas?”
Pedir confirmación una y otra vez puede parecer una muestra de amor, pero en realidad revela inseguridad. Aunque tu pareja diga “sí”, esa respuesta puede perder fuerza si sientes que tienes que provocarla.
La confianza se nutre del diálogo honesto y de los gestos cotidianos, no de pruebas constantes. Cuando hay conexión real, el cariño se nota sin necesidad de preguntar.
En cambio, dicen:
- “Me siento un poco vulnerable. ¿Me das un abrazo?”
- “Para mí es importante hablar de cómo estamos. ¿Qué piensas de nosotros últimamente?”
2. “Déjame ver tu teléfono.”
Cuando la desconfianza se mete en el medio, es fácil caer en la tentación de revisar o controlar. Pero fisgonear el celular no resuelve nada: solo aumenta la distancia. En una pareja sana, la privacidad se respeta y la confianza se refuerza hablando con claridad. Si algo te incomoda, lo mejor es expresarlo sin acusar ni invadir.
En cambio, dicen:
- “Tengo la sensación de que algo no anda bien. ¿Hay algo que quieras contarme?”
- “Noté algunos mensajes tarde en la noche. ¿Está todo bien?”

3. “No puedo hablar contigo de esto.”
Cerrar una conversación por miedo a la reacción del otro puede ser una forma de protegerse, pero también levanta muros. Las parejas que confían entienden que hablar, aunque duela, es lo que evita resentimientos. Elegir abrirse en lugar de callar demuestra madurez y respeto por el vínculo.
En cambio, dicen:
- “Sé que puedo contarte cualquier cosa.”
- “Gracias por entenderme, incluso cuando es difícil.”
4. “No me dejes.”
El amor no se sostiene con culpa, ruegos o miedo al abandono. Querer que alguien se quede solo vale si esa persona lo elige libremente. Confiar es saber que ambos están ahí porque desean estarlo, no porque uno presiona al otro. Esa seguridad emocional permite construir una relación estable y sana.
En cambio, dicen:
- “Confío en que vamos a superar este momento.”
- “Si algún día sientes que esto no funciona, me dolerá, pero voy a estar bien.”

¿Cómo deben ser las parejas saludables?
Según Psicología y Mente una pareja sana se fundamenta en la libertad compartida: cada persona entiende que no pertenece al otro, que uno al otro lo elige, y que por ello ambos siguen siendo individuos completos. Esa libertad permite que cada uno tenga su espacio, su identidad, y aun así decida caminar junto al otro.

La comunicación auténtica y constructiva es otro pilar clave. Cuando dialogan, escuchan sin acusar, expresan sentimientos sin reproches y negocian juntos, las diferencias no los dividen sino que los fortalecen.
Finalmente, una relación saludable se basa en respeto y confianza mutua. Sin estos dos elementos no hay cimiento sólido: amar es también respetar, creer en el otro y no someterlo a sospechas constantes o controles. Cuando ambos se sienten seguros para ser quienes son, la conexión florece.














