Deryl McKissack es la protagonista de una de esas historias inspiradoras que despiertan las ganas de emprender. La mujer, de ahora 62 años, decidió arriesgarse con una inversión de 1,000 dólares en una empresa que heredó de generaciones anteriores en su familia y, a través de un incansable esfuerzo, logró en la actualidad facturar más de 25 millones al año. Pero detrás de toda su trayectoria hubo un motivador deseo.
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La mujer es actualmente la presidenta y directora ejecutiva de McKissack&McKissack, una firma de diseño y administración popular en Estados Unidos, que cuenta con su principal sede en Washington DC, dirigida por su hermana gemela Cheryl. El negocio fue herencia de su tatarabuelo Moisés, quien se desempeñaba como fabricante de ladrillos tras llegar al país en 1790 en un contexto de esclavitud.
Alternativas de inversión
¿Cómo fue el comienzo de Deryl McKissack en los negocios?
La emprendedora retiró 1,000 dólares de su cuenta de banco y decidió impulsar su propia empresa en 1990. Pero los comienzos a veces son difíciles y el caso de Deryl no fue distinto. La mujer contó solo con un empleado en sus primeros pasos y tuvo que dedicar alrededor de 80 horas semanales para sacar adelante el proyecto, según señaló en una entrevista con CNBC.
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En su primer año como líder de la empresa, únicamente ganó 7,200 dólares. El segundo escaló hasta 18,000 dólares. Al cumplir la década detrás del negocio, obtuvo 100,000 dólares para ella misma. En la actualidad, Deryl factura entre 25 y 30 millones de dólares anualmente y cuenta con oficinas en Chicago, Dallas, Los Ángeles y Baltimore.
¿Cuál fue el deseo oculto detrás del impulso del negocio?
Deryl McKissack se lanzó a la deriva impulsada por el deseo de ver más mujeres afroamericanas en puestos de liderazgo y, especialmente, en la industria de la construcción, donde tan solo representan un 1.4% de los directores ejecutivos en todo el mundo.
