Los viernes, el cruce fronterizo de California a Tijuana era sinónimo de largas colas en camino hacia el sur. Sin embargo, en los últimos meses, lo que solía ser una excepción a la semana, se ha convertido en una constante diaria y un dolor de cabeza para los involucrados. Estos retrasos han generado preocupación y debate sobre las posibles soluciones que deben tomarse al respecto.
Fue el pasado noviembre cuando el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tomó la decisión de emprender medidas para aliviar el tráfico hacia el sur. Desafortunadamente, poco parece haber cambiado desde ese día hasta ahora.
Los proyectos de construcción en curso en Tijuana, como las reparaciones del puente El Chaparral y la cimentación de una carretera elevada entre playas de Tijuana y el aeropuerto, han contribuido a que los embotellamientos sean algo recurrente y tedioso.
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¿Cuáles son las posibles soluciones?
Si bien se han propuesto soluciones tales como la reapertura de carriles en la antigua Puerta México y la instalación de tecnología de control de vehículos, aún no se ha establecido una fecha para su implementación.
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Kurt Honold, secretario de Economía de Baja California, señaló la urgencia de agilizar el cruce para evitar las largas esperas, las cuales a día de hoy pueden alcanzar hasta las tres horas.
Algunos trabajadores transfronterizos han tenido que ajustar sus horarios para evitar el tráfico, mientras que las organizaciones han reprogramado reuniones para facilitar la asistencia de personas que viajan desde el otro lado de la frontera.
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Si bien hay optimismo de que todo esto pueda solucionarse más pronto que tarde, existen preocupaciones sobre las operaciones realizadas por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, que en ocasiones pueden aumentar los retrasos.