Los crecientes canones de belleza en las sociedades actuales y las nuevas técnicas de marketing de las empresas de moda han provocado en hombres y mujeres una necesidad imperante de cuidar su figura. A pesar de que en una primera impresión esto podría parecer positivo, la realidad es que en la mayoría de las ocasiones terminan en trastornos alimenticios como bulimia, anorexia, vigorexia y más recientemente la drunkorexia.
Este último padecimiento ha encendido las alertas de médicos de todo el mundo ya que conjuga dos problemas que afectan de manera importante la salud de los individuos; el alcoholismo y la anorexia.
En México cada año se reportan alrededor de 22 mil nuevos casos de trastornos alimenticios, convirtiéndose así en uno de los más grandes problemas de salud pública en el país, junto a las adicciones, la contaminación y los embarazos juveniles.
De este modo, las personas drunkorexicas comen poco y beben mucho alcohol con la finalidad de bajar de peso y mantener su figura.
Son los jóvenes las principales víctimas de este trastorno al querer mantener su peso corporal en medidas “aceptables” dentro de la sociedad en la que se desenvuelven, misma en la que la obesidad es motivo de bullying y marginación.
Si bien todas las alteraciones alimenticias tienen consecuencias psicológicas, este último se torna mucho más peligroso al conjugar dos padecimientos provocando daños al hígado, fallos cardiacos, daños en piezas dentales, vómitos constantes y suspensión del crecimiento en adolescentes.
