Psic. Aris Yareni Rosas Alcázar
Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta Gestalt
Estar enfermo de un virus que es potencialmente mortal es absolutamente aterrador y aprender a vivir con miedo no es agradable. El 2020 y el 2021 han sido años muy duros, difíciles para todos a nivel mundial, obligándonos a adaptarnos a nuevas rutinas, a nuevas formas de interactuar, a tener pérdidas económicas y sobre todo pérdidas humanas.
Somos una población que fue sometida al aislamiento, mismo que ha impactado en nuestra salud física, mental y emocional. La irritabilidad, la ansiedad, el estrés, la depresión, el aumento de casos de consumo de drogas, el estrés postraumático, entre otros, se hicieron presentes.
El miedo de no llegar al día siguiente y la salud de nuestros seres queridos, han sido una preocupación que no estaba en nuestra mente antes de la pandemia.
Al no salir de casa, el mundo virtual sin contacto físico se hizo vital.
Trabajar desde el hogar y tener una convivencia con nuestras familias en un inicio fue algo novedoso, sin embargo, con el paso del tiempo pudo ir convirtiéndose en una rutina llena de desesperación, pues cada día que pasaba, extrañábamos más nuestra “normalidad” a la que estábamos tan acostumbrados y que quizás desvalorábamos.
Observar a las escuelas, negocios y nuestros lugares favoritos cerrados en donde antes paseábamos sin preocupación de contagio o de que alguno de nuestros familiares falleciera, fue algo impactante, desesperante y deprimente.
Nuestros hogares se convirtieron en refugios y dentro de ellos, la desesperación se fue haciendo cada vez más grande, sobre todo en aquellos con desempleo o con el miedo de ser el blanco de un recorte de personal, pues las cuentas por pagar (comida, gas, luz, etc.) ¡no esperan!.
Esta preocupación de pensar en no poder solventar los gastos, nos generó incertidumbre detonando en nosotros ansiedad y estrés. ¡Cuánta impotencia!...
Enormes dosis de frustración y ansiedad experimentaron aquellas personas al ver como sus proyectos se quedaban estancados, inconclusos y truncados.
Servicios de salud rebasados, insuficiencia en la atención y tratamientos médicos; hospitales y clínicas a su máxima capacidad con personal agotado física, mental y emocionalmente, pero manteniendo su compromiso hasta el último momento con cada uno de nosotros, ayudando al prójimo y al mismo tiempo velando por su propia vida.
Algunos de estos desconocidos de uniforme blanco, también perdieron la vida en plena lucha por la salud de otros.
Hay millones de historias, difíciles todas; nadie sabe la lucha interna que está viviendo el otro. Sin embargo, saber y reconocer las estadísticas, no hace justicia al dolor dentro de los hogares, llenos de miedo, terror, desesperación, en ocasiones con escepticismo y con un vacío en la mesa y en el alma, mismo vacío que dejó la pérdida de uno o más seres amados.
Los que quedamos, levantamos la cara con la mayor resignación y vestidos de optimismo salimos a trabajar o a buscar empleo, con la intención de que el alimento y otras necesidades cubiertas mitiguen la angustia y sanen un poco el dolor, que no desaparece.
La pandemia como cualquier otra crisis también nos hizo desarrollar como individuos y sociedad, herramientas de autocuidado, poniendo mayor atención a nuestra salud física y mental, buscando alternativas de solución en medio del caos, desarrollando la capacidad de resiliencia en medio del dolor, aprendiendo a divertirnos de otras formas, valorando lo cotidiano y el contacto humano.
La pandemia nos ayudó a darnos cuenta que la vida es frágil, dejando de dar por hecho que mañana vamos a despertar pues irnos a dormir con la posibilidad en nuestras mentes de no sobrevivir, nos hace valorarla más, aunque al mismo tiempo esto nos desgasta.
Por todo esto es importante entender que si existe algún sentimiento o emoción de ansiedad, depresión, temor o cualquier otra, es algo normal por todo lo vivido. Ante ello es importante consultar a un especialista, que sin duda puede ayudarnos a controlar nuestra salud mental.
En Abedul Life Center podemos ayudarte. Whats 2721 399 894
Y recuerda:
Vive sanamente
Vive sin Drogas
