En una entrevista para el podcast Team Deakins, la actriz británica Kate Winslet compartió recuerdos personales de su adolescencia y reflexionó sobre cómo esas experiencias influyeron en su desarrollo artístico y en su relación con los estándares de belleza impuestos por la industria del entretenimiento. La conversación abordó tanto su proceso de descubrimiento personal como las dificultades que enfrentó desde muy joven por la exposición pública de su cuerpo.
Winslet explicó que sus primeras experiencias íntimas durante la adolescencia incluyeron vínculos tanto con chicas como con chicos, en un contexto marcado por la curiosidad y la exploración. Según señaló, estas vivencias no respondían a una orientación sexual definida, sino a una etapa de descubrimiento propia de ese período de la vida, caracterizada por una fuerte carga emocional y una gran vulnerabilidad.
Adolescencia, exploración personal y debut cinematográfico
La actriz vinculó directamente esas experiencias tempranas con su debut en el cine en Criaturas celestiales (1994), filme dirigido por Peter Jackson. En la película, interpretó una relación obsesiva entre dos jóvenes, un papel que, según explicó, pudo abordar desde una comprensión profunda de la intensidad emocional que une a sus personajes. “Había algo en la conexión tan intensa que tenían esas dos mujeres que yo comprendía profundamente”, afirmó durante la entrevista.
Winslet señaló que ese entendimiento emocional fue clave para afrontar un personaje complejo desde el inicio de su carrera. La actriz destacó que su juventud estuvo marcada por procesos internos intensos que, con el tiempo, se convirtieron en herramientas para su trabajo actoral y su forma de abordar los roles más exigentes.
Escrutinio mediático, imagen corporal y desigualdad en los rodajes
Durante la charla, la ganadora del Oscar también se refirió al impacto del escrutinio público sobre su cuerpo, que comenzó cuando era adolescente en el Reino Unido. Recordó haber sido objeto de burlas y de apodos ofensivos, así como comentarios desalentadores por parte de una profesora que le aseguró que solo accedería a papeles de “chica gorda”. Entre los 15 y los 19 años, esta presión la llevó a adoptar hábitos alimenticios que definió como poco saludables.
El estreno de Titanic (1997) intensificó la atención mediática. Winslet denunció que varias revistas alteraron digitalmente sus imágenes para ajustarlas a cánones irreales, una práctica que, según indicó, no debería presentarse como referencia para las jóvenes. Este nivel de exposición llegó a afectar incluso a su entorno familiar durante su separación del director Sam Mendes.
Frente a estas situaciones, la actriz destacó el apoyo recibido por parte de su círculo cercano y mencionó gestos cotidianos que le ayudaron a atravesar los momentos más difíciles. En el plano laboral, también señaló la persistencia de comentarios condescendientes en los rodajes, subrayando que este tipo de actitudes no suele dirigirse a sus colegas hombres.
