Consumida con moderación, la cerveza puede aportar ciertos beneficios vinculados a la salud cardiovascular, la digestión y algunos procesos metabólicos. Sin embargo, su ingesta excesiva incrementa el riesgo de padecer enfermedades crónicas, adicción y trastornos digestivos. La clave está en mantener un equilibrio basado en los límites establecidos por organismos de salud. Los efectos del alcohol varían según el sexo, el peso corporal, la edad y la frecuencia de consumo. En el caso de esta bebida fermentada, una porción de 355 mililitros al día en hombres, y de una menor cantidad en mujeres, podría entrar dentro del rango considerado como consumo moderado.
¿Qué componentes de la cerveza pueden generar efectos positivos en el cuerpo?
Algunas investigaciones de Mayo Clinic han identificado que ciertos compuestos naturales presentes en la cerveza podrían estar relacionados con procesos beneficiosos para el organismo . Entre ellos destacan los antioxidantes, provenientes del lúpulo y la cebada, así como pequeñas concentraciones de vitaminas del complejo B. Estos nutrientes, cuando no se exceden los límites sugeridos, podrían tener efectos en el sistema circulatorio. Se ha estudiado su posible relación con el aumento del colesterol HDL o “bueno” y con una mejor dilatación de los vasos sanguíneos.
Además, esta bebida fermentada puede tener un rol en la hidratación cuando se consume junto a agua, debido a su contenido mineral. También se ha explorado su influencia en la estimulación del apetito y el proceso digestivo, especialmente si se ingiere en contextos alimentarios y no en exceso. Lo mejor, claro, es tomar la cerveza sin alcohol o 0.0, como también se le conoce.
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¿Cuál es el riesgo de consumir cerveza con regularidad?
Aunque se han analizado efectos positivos en cantidades reducidas, beber cerveza de manera frecuente o en grandes volúmenes representa una amenaza para distintos sistemas del cuerpo. La ingesta excesiva ha sido asociada con enfermedades del hígado, hipertensión, algunos tipos de cáncer y afecciones neurológicas. El contenido calórico también es un factor relevante. El consumo repetido y sin control puede conducir al aumento de peso, lo que impacta directamente en la salud metabólica.
El criterio médico establece que no existe una cantidad de alcohol libre de riesgo. Incluso en niveles considerados bajos, puede aumentar ligeramente la posibilidad de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el de mama o colon. Las personas con antecedentes familiares de adicción, condiciones médicas específicas o aquellas que toman medicamentos que interactúan con el alcohol deben evitar completamente su consumo.
